MUTACIONES LIBIDINALES Y EL ACTO DEL CLÍNICO
Por Hervé Castanet
2024/04/10
En su argumento para la Jornada FIPA, Virginie Leblanc-Roïc aísla un triple valor de la libido: desplazamientos/fijación/fijeza, abriéndose a una apuesta para el practicante de nuestras instituciones orientadas por el psicoanálisis: ¿qué efectos de mutación son posibles en estos dispositivos? ¿Qué mutaciones libidinales leemos en él? Estos efectos tienen un requisito previo. En el seminario El acto psicoanalítico (1967-1968), Lacan postula que «el psicoanálisis hace algo».[1] Este «algo» hace que el acto sea un «franqueamiento»[2] de un «cierto umbral en el que me pongo fuera de la ley».[3]
En el año de este Seminario, Lacan alzó la voz con respecto a sus alumnos recordándoles que eran los propios psicoanalistas los que habían olvidado el descubrimiento del inconsciente. ¡Nada menos! ¿Cómo se explica esto? Se refiere al hecho de que los analistas se han rendido precisamente frente al acto al reprimir el «acto del analista» en una cura. «Volviendo al punto», dice, «la tarea es el psicoanálisis. El acto es aquello por lo que el psicoanalista se compromete a responder». [4] Y añade: «Entonces, no es ninguna sorpresa que el acto, en la medida en que existe sólo como un ser significante, demuestre se revele apto para sostener el inconsciente».[5] El acto psicoanalítico es la respuesta a las palabras que utiliza para designar el estado del psicoanálisis: es el cruce de la ola, la invención se marchita, he aquí la deficiencia, el callejón sin salida, la incomprensión, el fracaso, el olvido, el tropiezo, la traición, lo más decisivo: el fracaso. Recordar estos términos radicales de Lacan no es desalentar sino plantear la responsabilidad del psicoanalista en lo que sucede en el psicoanálisis: «No es del discurso del inconsciente de donde vamos a recoger la teoría que da cuenta de él»[6], insiste, exasperado. La teoría es responsabilidad del analista, una teoría activa.
Sí, un asunto interno sólo de los psicoanalistas, dirán algunos que no quieren preocuparse. En absoluto, responde Lacan: «El acto psicoanalítico concierne, y muy directamente y en primer lugar, diría yo, a aquellos que no hacen de él una profesión».[7] En otras palabras, es porque tenemos que saber qué es y qué no es el acto psicoanalítico que se debe convocar a la realización de consultas y tratamientos, en el CPCT y en las instituciones asociadas. Sobre todo, si el clínico guiado por el psicoanálisis, a su vez, quiere rehuir el acto, olvidará por sí mismo el descubrimiento del inconsciente y se mostrará incapaz de saber cómo pueden producirse los efectos clínicos, en los que pueden producirse las mutaciones de la libido. La especificidad de esta nueva clínica en el FIPA se diluiría inmediatamente en la multiplicidad de prácticas donde el inconsciente ya no tiene el control. Sin el acto, es imposible nombrar los efectos terapéuticos deducidos de los medios psicoanalíticos implicados o identificar lo que constituye invenciones clínicas. La ley está en el corazón del CPCT y otras instituciones. Cada clínico tiene que comprometerse a responderla, ¡será su apuesta!
*Argumento para la 6ta Jornada FIPA 2025.
[1] Lacan J., Le Séminaire, livre xv, L’Acte psychanalytique, texte établi par J.-A. Miller, Paris, Seuil et Le Champ freudien, 2024, p. 12.
[2] Ídem.
[3] Ibíd., p. 17.
[4] Lacan J., “La equivocación del sujeto supuesto saber”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2021, p. 366.
[5] Ibíd., p. 376.
[6] Ibíd., p. 350.
[7] Lacan J., Le Séminaire, livre xv, L’Acte psychanalytique, op. cit., p. 31.
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