Amor y Discursos – por Rik Loose – 2024/11/26

AMOR Y DISCURSOS

Por Rik Loose

2024-11-26


El amor está en el corazón de la experiencia analítica: Freud descubrió su importancia desde el principio a través de su concepto de transferencia y Lacan interrogó el amor desde el comienzo. Un elemento central del enfoque de Freud para la comprensión y el tratamiento de la neurosis fue el amor al padre, un amor que no siempre es fácil de soportar para el sujeto neurótico. Lacan comenzó a desplazar la cuestión del amor hacia el campo de las relaciones entre los parlêtres, pero nunca perdió de vista la importancia del amor para el discurso del psicoanálisis.

Lacan cuestionó incesantemente las vicisitudes del amor en la experiencia contemporánea, tomando como punto de partida, como Freud, que el amor está íntimamente correlacionado con la civilización. Todo en el dominio del amor, incluyendo las pulsiones, las elecciones de objetos y las identificaciones, estaba ordenado por la función del padre, y estaba acorralado en el campo ocupado por el complejo de Edipo.

Lacan llamó a esta función del padre el Nombre-del-Padre, pero pronto se encontró con sus limitaciones. Esto tuvo consecuencias no sólo para el discurso psicoanalítico, sino también para la comprensión de los trastornos en el campo del amor. Cuando el Complejo de Edipo y el Nombre del Padre reinaron plenamente, la cuestión del amor fue dominada, aunque no sin problemas, por cómo responder al amor del padre, lo que a su vez permitió que el sujeto respondiera al otro sexo. Ahora que esta función universal del Nombre-del-Padre se ha evaporado en gran medida, no sólo nos enfrentamos a varios y nuevos avatares del amor; también nos enfrentamos al hecho de que el amor, y por lo tanto la transferencia, debe responder a lo real, ya que este último ya no está ordenado ni dominado por el complejo de Edipo o el Nombre-del-Padre.

El discurso psicoanalítico, y el amor en el centro del mismo, ha tenido que forjar una nueva alianza con lo real y el goce, para dar cabida, o al menos crear las condiciones, para lo que es genuinamente hetero u Otro para el sujeto[1]. ¿Es el amor una nueva forma de anudar lo real a lo simbólico? Si ese es el caso, ¿cuál es el estatus del imaginario en esto? Enel Seminario XXI, Lacan dice: «El amor es el imaginario propio de cada uno de nosotros»[2]. El amor es la respuesta al agujero en lo simbólico, haciendo un nudo entre lo real, lo simbólico y lo imaginario.

Sin embargo, esto no puede conducir a una ley universal. Más bien, debe ser inventado por cada parlêtre en su análisis, una invención que le pertenece singularmente. Además, en el análisis el amor puede golpear, y cuando lo hace, existe la posibilidad de que se pueda forjar una respuesta a la escritura imposible de la relación sexual. De esta manera, el amor es una solución que también es dolorosa porque sus raíces están firmemente plantadas en la no-relación de la relación sexual. La llamada solución analítica del amor no permite que lo imposible de soportar sea levantado por completo, no permite un «matrimonio feliz» entre lo real de las pulsiones y la pareja del amor del parlêtre. Esto nos recuerda lo que escribió Freud: «¿Se ha oído alguna vez que el bebedor se vea obligado a cambiar constantemente de bebida porque pronto se cansa de mantener la misma? […] Por el contrario, la relación del bebedor con su bebida es el modelo de un matrimonio feliz.»[3]

Para la mayoría de los postfreudianos, el amor se hizo posible sólo cuando las pulsiones parciales se unificaron por la maduración de la pulsión genital. Para Lacan nunca fue así, ya que para él el amor se relaciona con un resto, con algo que nunca puede caber del todo en el discurso. De ahí que el amor también sea doloroso. En la película Barbie, la castración emerge relacionada con un «pensamiento de muerte», luego la sexualidad atraviesa la fantasía de un mundo no sexual en el que todo era perfecto y armonioso, creando un agujero en esta fantasía, haciendo que surjan los síntomas. Es precisamente el hecho de que la experiencia sexual humana y el amor tengan una relación con el dolor lo que los discursos actuales de la ciencia y el capitalismo intentan ofuscar. Tanto la ciencia como el capitalismo prometen soluciones de goce para el sujeto. Esta promesa de goce conduce a una dependencia de ella (adicción). Esto es lo que Eric Laurent denominó el Un-goce, es decir, el goce autoerótico del Uno que repite su modalidad de goce ad infinitum, sin ninguna variación de cambio[4]. La condición aquí es que este goce está disponible, a menudo producido por la ciencia, por ejemplo, mira los algoritmos utilizados por las aplicaciones de citas, y que se paga en el mercado libre. En el discurso del capitalismo, el sujeto se dirige hacia soluciones externas al descontento humano. Estas soluciones están en el lugar de la verdad, S1‘s, Unos, Unos solos, todo un enjambre de ellos, presentes en nuestro entorno. Es por eso por lo que Jacques-Alain Miller se refiere a lo que dice Lacan enel Seminario XXI, «que un psicoanálisis requiere que uno ame su inconsciente. Es la única manera de hacer que exista la relación, de establecer una relación entre S1 y S2, porque en el estado primario sólo tenemos Unos inconexos, tenemos Unos dispersos.[5]

Así, el psicoanálisis requiere que uno ame su inconsciente, para hacer, no la relación sexual, sino que la relación simbólica exista[6]. El amor es aquí un camino de saber en el inconsciente donde puede dar cuenta del goce, para alcanzar, como marca final, un resto que sólo puede ser circunscrito. El amor permanece arraigado al resto como real. Y, de nuevo, es por eso que el amor es doloroso. Por lo tanto, no es de extrañar que los discursos de la ciencia y el capitalismo lo excluyan porque este amor doloroso no funciona bien como señuelo o promesa.


*Loose R., NLS-Congress 2025 — Orientation text

[1] Salman, S., “Love,” Scilicet, The Ordinary Psychoses and the Others under Transference, Paris: NLS, 2018, p. 194.

[2] Lacan J., El Seminario, libro XXI, Les non-dupes errent, lección del 18 de marzo de 1974. Inédito.

[3] Freud S., “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa (Contribuciones a la psicología del amor, II)” (1912), Obras completas, tomo XI, Buenos Aires, Amorrortu, 2003, p. 181.

[4] Voruz, V., “Love and the Ego,” The Lacanian Review, Issue 5, 2018, p. 160.

[5] Miller J.-A., VIII Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis AMP

[6] Ídem.

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