UNA EXTRAVANGANCIA DIRIGIDA
Por Éric Laurent
2024-02-06
¡Está dicho! ¡Se escuchó! Todo el mundo es loco. Yo que les hablo, estoy loco. Eso no impide ni hablarles ni creer razonar, ni estar siempre sobrepasado por lo que digo. Como todos los cuerpos hablantes, estoy siempre en el punto de ignorar, este cuerpo, y de creer que es una mente que habla o un soñador.
Sueño y locura, ¿en qué orden?
Lacan en su aforismo evoca primeramente el sueño, luego el delirio. “Freud consideró que nada es más que sueños y que todo el mundo es loco, es decir delirante”. Al revés, en la primera meditación, Descartes se asegura primero de tener un cuerpo. Para hacerlo, separa la locura de aquellos que no tienen cuerpo. “Mas los tales son locos, y yo no. lo. sería menos si me rigiera por su ejemplo.”[1] Es solamente luego que habla del sueño. ¿La locura incluye al sueño? ¿El sueño incluye a la locura? ¿El sueño no es más hiperbólico ya que es para todos? Esta pregunta dio lugar a una desavenencia y una plática famosa entre M. Foucault y J. Derrida. Lacan barre el debate afirmando que la locura también es para todos.
Dan Arbib, en las jornadas de la ECF, subrayaba cuánto Descartes tarda en despertarse: “Ya que en mi sueño, creo que me desperté, cuando estoy despierto no hay razón de que sospeche que duerma… pienso que podemos perfectamente admitir que las Meditaciones I-V se efectúan en un régimen del ensoñar”.[2] El acento puesto por Dan Arbib sobre el ensoñar y la dificultad del despertar nos reenvía a una conminación de Lacan enunciada seis años antes del aforismo que nos ocupa: “Aprendan a leer a Descartes como una pesadilla”[3]. Si Descartes se despierta es la angustia que está ahí. Es el encuentro evitado con lo real.
La prueba de realidad y lo real
En 1979 en su texto “¡Lacan por Vincennes!”, no solamente Lacan separa el discurso psicoanalítico de la aproximación filosófica o universitaria, sino que separa el inconsciente de Freud y el saber supuesto por el sujeto del inconsciente según Lacan. Jacques-Alain Miller, en su presentación del tema de las jornadas resaltó la oposición entre el lugar de la Realitätsprüfung para Freud y la instancia de lo Real para Lacan. Freud intenta negativizar el goce por el principio de realidad, pero fracasa. El principio de placer que buscaba la Lustgewinn es relegado por el principio de realidad. Lo integra, pero no cede en nada. “Lo que se trata de obtener vía el principio de placer, luego vía el principio de realidad, es siempre…el plus-de-gozar.”[4]
Lacan da un nuevo estatuto al goce. Reconoce que es imposible de negativizarlo. Es real. Siguiendo esta nueva articulación del inconsciente y de lo real, Lacan llegará a proponer un inconsciente distinto del inconsciente freudiano, un inconsciente real.
La inmanencia de la práctica psicoanalítica
Uno de los meollos de nuestro Congreso es aprender a hablar siempre mejor acerca de nuestra práctica orientada hacia lo real. Lo hacemos con inflexiones renovadas por la faceta de la experiencia que escoge resaltar el título. Este Congreso es la ocasión de hacer una vuelta suplementaria sabiendo que el goce imposible de negativizar es una consecuencia del “Todo el mundo es loco”. Es vano querer hablar de nuestra práctica de la posición del clínico que piensa separarse, a nombre de su saber, de los fenómenos de la locura del cual habla. Estamos por la transferencia incluidos en el discurso del sujeto del inconsciente. La clínica bajo transferencia es una clínica inmanente. La experiencia del Pase, en el centro de la Escuela, nos muestra la vía de aquello. No se habla de clínica psicoanalítica sino incluyéndose. Se trata de alargar siempre de mejor manera esa inmanencia cuando hablamos de nuestra práctica a partir de sujetos que se dirigen a nosotros.
El meollo del Congreso
Será el reto de las salas múltiples y los intercambios entre practicantes de tantos países y de cinco lenguas traducidas al mismo tiempo. También será el meollo de las plenarias donde hablaremos de sujetos extraordinarios que han tenido una relación más o menos evidente con su locura. A pesar de las advertencias o las prohibiciones del “partido filosófico”, como habría dicho Philippe Sollers, continuaremos hablando de la locura de los otros porque nosotros la frecuentamos cotidianamente. Ha sido necesario resistir a las advertencias. ¿Cómo osan hablar de los poetas, artistas, científicos, de todos aquellos que tienen una obra? No tienen el derecho de echar a perder la obra. ¡Pero claro que sí! Y hemos tenido razón en insistir, ¡qué locuras sobresalientes! Filósofos, psiquiatras, escritores, artistas, políticos, místicos, científicos, inclasificables. Vienen de toda Europa, de América del Norte y de América del Sur. Hablan todas las lenguas del Congreso. El caso que hacemos de su locura tiene en cuenta la nuestra. Lo que, en cada caso, compete de la locura que nos lleva, al límite como ninguna otra, hasta hoja transparente que nos separa, según Joyce. De la locura no hacemos un elogio ya que sabemos el sufrimiento que conlleva y que tenemos a cargo para temperar. Pero también sabemos de su carácter no-negativizable.
No hay que perderse ninguno de nuestros Congresos. Cada uno es la ocasión de aserciones anticipadas, provocadas por su título. Esta vez, del 22 al 25 de febrero, intentemos hablar como locos de las locuras de la época y de la locura de cada uno
*Laurent É., Une extravagance dirigée.pdf – Google Drive. Último acceso: 2024-02-06.
[1] Descartes R, Meditaciones metafísicas con objeciones y respuestas, Madrid, Ediciones Alfaguara, 2002, p. 18.
[2] Dan Arbib, “El cogito: del pensamiento a la existencia”, Ornicar? #56, 2023, p. 23.
[3] Lacan J., El Seminario, libro XXI, Les non-dupes errent, lección del 15 de enero de 1973. Inédito. “Aprendan a leer a Descartes como a una pesadilla. Eso les traerá un pequeño progreso.”
[4] Miller J.-A., Todo el Mundo es Loco – por Jacques-Alain Miller – 2022/04/03 – PSICOANÁLISIS LACANIANO (psicoanalisislacaniano.com). Último acceso: 2024-02-06.
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