Respuesta de Iván Ruiz a una pregunta planteada durante el Seminario del ESIAPP 2022-2023 – 2022/10/28

Patricio Moreno Parra:

Buenas tardes con cada uno. Muchas gracias por la organización. Buenas noches, Iván. Gracias por la exposición.

Quería hacer un comentario. Hablaste del diagnóstico. Creo que a veces cuando recibimos niños, tenemos una cierta tensión en el diagnóstico. El diagnóstico que recibimos está hecho a partir de ciertas observaciones y de los manuales, es decir desde descripciones de conductas. Esto me hace pensar en un punto en referencia a la clínica lacaniana. Hace once días hubo una conferencia de la Asociación de Psicólogos Freudianos en Francia. Ahí participó François Leguil y Maleval. Maleval hacía hincapié en que había que hacer siempre un diagnóstico del lado psicoanalítico desde la estructura.

Entiendo que hay una cuestión que es problemática en este momento en el abordamiento del autismo desde la estructura. Para Maleval hay unos puntos que ha mencionado en su libro, que mencionó este año, que tiene que ver básicamente con el retorno del goce en el borde, el congelamiento del S1 y la hipertrofia compensatoria, como lo llama. ¿No estaríamos cayendo ahí en cierta descripción? Porque Miller en el prefacio del libro de Maleval justamente escribe “estructura autista” entre comillas para decir que como tal no se ha escrito un cierto matema, el que él arriesga como (S1)0–>S1, S1, S1… Pero sin embargo no tenemos como tal algo establecido, es decir que nuestra clínica también cae en esto de la descripción. ¿No habría que pensar ahí que la elaboración de los nudos daría una oportunidad para escribir la estructura autista? Esa es mi pregunta.

Iván Ruiz:

La pregunta que usted hace, Patricio, le agradezco. Es una pregunta compendio. Está compendiado ahí todo el debate actual. Efectivamente, como usted lo ha dicho, el libro de Maleval plantea de manera muy sólida algunas cuestiones y la posición de Jacques-Alain Miller, escribiendo este prefacio, yo la interpreto como una posición política del autismo en el Campo Freudiano. Hay una invitación -como usted recuerda- al debate y Jacques-Alain Miller discute inmediatamente con Maleval. Le dice que la cuestión del congelamiento está dicha solo una vez por Lacan y se refiere ahí -algo muy interesante-, si ustedes recuerdan, en la “Conferencia de Ginebra” cuando dice: “el autista y el esquizofrénico está congelado”. Hay ahí toda una serie de cuestiones -como usted recuerda ahora- muy importantes.

Ahora bien, yo creo que habría que diferenciar el ámbito del diagnóstico estructural -para nosotros en los debates epistémicos y clínicos internos en el Campo Freudiano- del uso del diagnóstico bajo transferencia. Igual que usted decía que me parece que no podemos obviar ahora ningún caso ahora -padres que vienen ahora con sus hijos a tratarse, a buscar el diagnóstico- la cuestión del diagnóstico porque lo van a encontrar en un díptico en el suelo, en una vecina, o ellos mismos en Internet o la maestra. Es decir, eso va a estar de entrada. La cuestión es qué uso hacemos de ese diagnóstico. En realidad, ese diagnóstico no es un diagnóstico ni diferencial ni administrativo. No es el diagnóstico que necesita la administración para poner en marcha una serie de recursos, de ayudas, etc. Eso que traen los padres y que llaman «autismo», en realidad es un nombre de lo real de ese hijo, de esa hija. Puede ser autismo, podría ser “es un demonio”, “es un niño inocente”, “es un niño travieso”. Es decir, entra en la serie de significantes con los cuales los padres van a hablar del sujeto, ese enigma que es ese sujeto que tienen frente a ellos. Es desde ese lado, me parece, que hay que tomar el significante «autismo» aunque ellos lo traigan como diagnóstico que ha venido de no se sabe dónde.

De algún modo, se me ocurre, quizá es forzar un poco la cuestión, pero si ustedes recuerdan, Lacan algún momento habla del significante de la transferencia. Es ese significante que no es el significante que va a ocupar el analista en el análisis. Miller lo ha desarrollado de manera excelente. Un sujeto llega al encuentro con un analista, y si hay el encuentro con él como tal, ese analista pasa a ser un significante cualquiera, como dice Lacan. Esto lo encontrarán en el algoritmo de la transferencia:

Pero Lacan distingue el significante cualquiera del significante de la transferencia. Y dice Lacan -esto está desarrollado por Jacques-Alain Miller-: “un sujeto se precipita al análisis a partir del encuentro de un significante que será el significante de la transferencia”. Es decir, antes del encuentro con el analista. Lo propongo digamos como un ejercicio de forzamiento de la teoría para ver qué produce llevar esto hasta el trabajo en la clínica infantil, el trabajo con los padres. En el trabajo con los padres podemos escuchar -en el mejor de los casos- eventualmente, antes o después, un significante con un relieve especial para esos padres, con un peso especial que toca el enigma, esa x de la que he hablado, el enigma del propio deseo de ser padre y ser madre, y del enigma del sujeto que tienen delante. En la cantidad de significantes con las que unos padres pueden describir a su hijo -¿quién es? ¿de dónde viene? ¿por qué lo tuvieron? ¿cómo es? ¿qué el pasa en la escuela? ¿cómo se relaciona con los abuelos?, etc.-, todos estos significantes que sirven para hablar de este sujeto, hay siempre uno -uno, dos, algunos- con un peso específico especial que quizá podemos tomarlos como significantes de la transferencia. Es decir, esos significantes que ellos no saben que saben que tocan a la pregunta por el hijo.

Quizá, en algunos casos, el significante «autismo» es un significante de la transferencia en el sentido de que es ese significante que traen junto con sus hijos para recibir del terapeuta, del analista, una respuesta sobre eso. Hay una suposición de saber sobre eso.

Entonces, creo que hay que diferenciar el diagnóstico en tres niveles:

El nivel del diagnóstico diferencial -la cuestión de lo estructural-. Ahí hay un debate que usted ha recordado, muy importante.

El diagnóstico administrativo, que es ese diagnóstico que va a servir a la administración para poner en marcha recursos o no, pero que es un diagnóstico que sirve a la administración.

Y el diagnóstico como significante de la transferencia. Es decir, un significante que tiene que ver con el enigma que es ese hijo, esa hija para esos padres.

Entonces, creo -efectivamente- que no podemos obviar la cuestión del diagnóstico con los padres, pero no estaría de acuerdo en decir que hay que devolverles siempre un diagnóstico como diagnóstico estructural. Me parece que está en diferentes niveles.

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