PSICOANÁLISIS LACANIANO

BUENO COMO UNA IMAGEN[1]

Por Marie-Hélène Brousse

2022-10-26

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“¡Ya deja esa pantalla! ¡No te lo voy a repetir!”

Frase de impotencia. Obviamente, porque por muy exasperados que estén, los padres lo repetirán cien veces en vez de una. Contra el poder de las imágenes, nunca dejan de luchar: por los deberes, los deportes, en vacaciones y durante el año escolar, temprano en la mañana y tarde en la noche… En vano.

Es un hecho. Las imágenes ahora han ganado la partida. Prevalecen sobre los libros, los juegos corporales y los juegos de mesa, compitiendo con las películas, series, los cómics. También para los padres, que ya no viven sin tener su teléfono móvil, tableta o computador en sus manos o bolsillos y que, desde el confinamiento, han descubierto los beneficios del teletrabajo, sin mover sus cuerpos. La imagen ha tomado el poder.

La realidad más cotidiana ha cambiado de paradigma. La civilización se ha convertido en una civilización de la imagen. Ya se había producido una mutación de este tipo en el sigloXVI: la invención de la imprenta había transformado radicalmente el vínculo social. Esto fue seguido por cambios en todos los niveles, político, económico, familiar y artístico. El comienzo del siglo XXI conoce así otro cambio. Planteemos que en todas partes la imagen sustituye a la letra, modificando el discurso del amo en sus diferentes sectores. Las redes sociales (Facebook, etc.), los sitios de citas (Meetic y otros), los intercambios comerciales (Ebay …) se basan todos en de la circulación de imágenes. Ayer, la metáfora era dominante; hoy en día, la metonimia prevalece. Miren a las actrices que se están movilizando por las jóvenes iraníes: se filman cortándose mechones de cabello. Y la represión [repression], que no se mostró, se hace visible en todos los medios de comunicación.

El discurso parental, o incluso los actos parentales, no triunfarán en esta lucha sin un uso dialéctico de las imágenes.

¿Qué enseña el psicoanálisis? Que la impotencia no cede sino ante lo imposible. Empecemos, pues, de este imposible, el de oponerse al triunfo de la imagen.

Primer principio: una denegación del imperio de las imágenes sólo refuerza su poder, haciéndolo aún más deseable.

Segundo principio: no todas las imágenes son iguales. Elegir, por lo tanto, la discriminación y utilizar la barrera de lo bello así como la del bien.

Movilizar la ética del deseo, cuya raíz es una marca singular, contra el poder de mimetismo en el que se basa en última instancia la imagen. No es muy original ese videojuego, veamos otros.

Tercer principio: la metonimia en marcha de hoy ha generalizado los juegos de palabras en el discurso del amo. Tomemos un ejemplo banal entre tantos: una cadena de panaderías ha elegido el siguiente nombre: L’amiga mima – L’amiga en lugar de la miga.

Lacan, el 2 de diciembre de 1975, dando una conferencia en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, redujo los fundamentos del psicoanálisis a ser sólo dos: el cuerpo y la palabra, es decir, la adoración por la pura y simple imagen del cuerpo[2]  y el «parloteo»[3], cuya lógica es circular – «círculo vicioso«[4], obviamente.

¿Cómo salir de ella? Lacan eligió el equívoco, en sus dos formas: la poesía y le malentendido. Sólo así podremos captar lo que hace de brújula para el niño, esa marca singular que se le escapa, pero que lo comanda sin que él lo sepa, aspirado como está por la imagen que lo fascina. Esta marca inconsciente, que ni el niño ni sus padres -aquellos de los que sin embargo la poseen- conocen, dirige al niño sin su conocimiento en la jungla de imágenes, ya sean virtuales, reales o aumentadas. Por eso, en el mundo de las imágenes, él mismo se vuelve bueno como una imagen.

Imaginaria-miente, sí, pero no hay otra verdad que no sea engañosa.

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*Brousse M.-H., Sage comme une image, Sage comme une image – Institut Psychanalytique de l’Enfant du Champ freudien (institut-enfant.fr). Último acceso : 2022-10-26.

[1] N.d.t.: Sage comme une image es una frase que indica a un niño que se comporta como un ángel.

[2] Cfr. Lacan J., “Conferencias y entrevistas en las universidades americanas”, Scilicet, # 6/7, 1976, p. 54: “Esa apariencia del cuerpo humano la adoran los hombres. Adoran en suma una pura y simple imagen”.

[3] Ibíd., p. 45 & 49.

[4] Ibíd., p. 55.