El Gozar y el Decir de la Pulsión – por Camille Gérard – 2025/11/30

EL GOZAR Y EL DECIR DE LA PULSIÓN

Por Camille Gérard

2025/11/30


La era contemporánea, marcada por el desalojo del Otro y la oferta de conexiones directas con objetos plus-de-gozar, se caracteriza por la aparición de nuevos síntomas en los jóvenes actuales, que se han convertido en grandes problemas de salud pública: crisis suicida, depresión, abandono escolar, etc. El periodo de la adolescencia, correlativo a la irrupción de lo sexual, abre un defecto en la disposición fantasmático del sujeto y provoca un trastorno en lo que organizaba y escenarizaba los circuitos de la pulsión. ¿Qué nos dicen estos nuevos síntomas sobre el destino de la pulsión en la era del Otro que no existe?

El llamado de la pulsión

En el Seminario XI[1], Lacan nos ilumina sobre el montaje que es la pulsión. Usando el ejemplo del camino del arco reflejo, plantea la cuestión de cuál sería el destino del sensorium que no encontraría la manera de aliviarse con el motorium. Sería, dice, «la imagen de algo que hace dar marcha atrás a la energía de una corriente detenida al modo de una lámpara que se enciende. Pero ¿para quién? La dimensión de un tercero es esencial en esta presunta regresión»[2].

Lacan sugiere la distinción entre la actividad refleja —que sería del orden del instinto, del automatismo— y la pulsión, que incluye una dimensión de llamado al Otro. El ensamblaje del motor es la conexión entre la ausencia del sujeto y la ausencia en el Otro, en la intersección entre el Uno y el Otro.

El gozar y el decir de la pulsión

El desvanecimiento del Otro o la pérdida de un apoyo imaginario suele preceder al repliegue de los adolescentes. La pulsión, desconectado de su vinculación con lo simbólico y lo imaginario, ya no circula salvo en el registro real, que aísla al parlêtre.

Tomemos el ejemplo de una niña de doce años que acudió a un analista por una fobia escolar que surgió tras una ruptura de amistad. Ante la ausencia de su amiga, los cortes reales en su cuerpo se habían convertido en su única medicina. La escarificación puede leerse como » a inserción en el cuerpo propio, del punto de partida y del final de la pulsión»,[3] sin desvíos por el Otro.

Sin Otro, es por tanto el estatuto autoerótico de la pulsión lo que prevalece, el gozar sobre el decir. Bajo la transferencia, esta joven ha recuperado, gracias a la palabra y la presencia del analista, un apoyo en el Otro. Se cortó el pelo y adoptó un ropaje femenino y a la moda. El corte puesto al servicio de la imagen ha pasado del registro real al registro imaginario, produciendo una nueva huella de la pulsión que ha permitido un regreso a la escuela.

El analista, semblante de objeto a

Una cierta fragilidad del anudamiento se encuentra en la adolescencia, donde el agujero del sexo exige reestructuraciones de identidad sexual. Marcada por el rechazo de la no-relación sexual, nuestra era promueve un único compañero: el objeto de plus-de-goce. El goce del Uno-solo se refleja en los síntomas tan prevalentes en los adolescentes hoy en día. El psicoanálisis, orientado por el objeto a como un vacío que duplica el agujero de lo sexual, opera de una manera completamente diferente. El analista que encarna el semblante de objeto a responde al llamado de la pulsión. Así, se convierte en el apoyo para un nuevo montaje de la pulsión que, a través de su conexión en el Otro, está en el fundamento del lazo social.


* Gérard C., Le jouir et le dire de la pulsion – L’HEBDO-BLOG

[1] Lacan, J., El Seminario, libro XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, texto establecido por J.-A. Miller, Buenos Aires, Paidós, 2005, p. 168.

[2] Ibíd., p. 161.

[3] Ibíd., p. 190.

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