EL SUPERYÓ, ¿PASADOR HACIA LO INCONSCIENTE?
Por Katell Le Scouarnec
2024/10/05
¿Qué empuja a uno a estudiar, a enseñar a partir de lo Einfalle, desde su inconsciente? No es un deseo de saber, ya que Lacan afirma en Aun que no hay ninguno.[1] ¿Podría ser que el superyó tenga que desempeñar su papel en este asunto? La desconcertante afirmación de Lacan en 1975, a raíz de la exposición de André Albert[2] de la regla fundamental, haciendo del superyó un aliado del analista, nos invita a considerar esta pista.
El esfuerzo de la asociación libre
En la aplicación de la regla freudiana, el sujeto está obligado a decir todo lo que se le ocurra. Se somete a decir, incluso si eso significa romper el hechizo del entendimiento y formular cosas desagradables. «¡Decir!». Tal es el esfuerzo que se requiere del sujeto. En su intervención a raíz de A. Albert, Lacan lleva el punto más profundo, al enfatizar este esfuerzo en particular. El analizante tendrá que «babear un poco», «sudar», nos dice. En esta dimensión del forzamiento, A. Albert discierne un rasgo superyoico que dice que es contingente[3]. Lacan indica que: «Es muy difícil no darse cuenta de que […] el analista encuentra un aliado en el superyó».[4]
Gozar de decir
La asociación libre encuentra al superyó como aliado. ¿No deberíamos considerar que el superyó manda siempre y otra vez «¡Goza!», pero entonces, de un goce que pasa por el habla? Con esta dimensión del esfuerzo, que es «lo que desagrada» a todos, nos recuerda Lacan, hay una fractura en el principio del placer. Que consiste en «no me importa una mierda»[5], «Cuanto menos goces, mejor».[6] Esforzarse por asociarse libremente perturba la homeostasis del principio de placer comandado por el fantasma. Es, por lo tanto, un superyó, subvertido en cuanto al goce que domina, que sirve al análisis.
Para reducir la pasión de la ignorancia
Este superyó subvertido nos empuja a hablar y a gozar del habla de cierta manera. Gracias a la interpretación que se mezcla con él, el producto de este esfuerzo es efectivamente el sujeto del inconsciente. «Es con esta tontería que vamos a hacer el análisis, y que entramos en el nuevo sujeto que es el del inconsciente».[7] El sujeto del inconsciente es irreductible, siempre debe ser producido. El análisis, a través de la asociación libre, funciona para hacerlo reduciendo esta pasión tenaz por la ignorancia. Por lo tanto, permanecer lo más cerca posible del inconsciente consiste en no ceder nunca a este esfuerzo por bien-decir que le permite a uno trabajar con él, descifrarlo y revelarlo. Esto compete de una ascesis, porque lo que está primero es este no quiero saber nada del sujeto.
*Le Scouarnec K., Le surmoi, passeur vers l’inconscient ? – L’HEBDO-BLOG
[1] Lacan J., El Seminario, libro XX, Aún, texto establecido por J.-A. Miller, Buenos Aires, Paidós, 2016, p. 128.
[2] Albert A., « Le plaisir et la règle fondamentale », Lettres de l’École freudienne, no 24, juillet 1978, p. 14.
[3] Lacan J., « Intervention à la suite de l’exposé d’André Albert », Lettres de l’École freudienne, no 24, op. cit., pp. 22‑23
[4] Ídem
[5] Ibíd., p. 22.
[6] Lacan J., « Journées d’étude des cartels de l’École freudienne. Séance de clôture », Lettres de l’École freudienne, abril 1975, no 18, p. 269.
[7] Lacan J., « Journées d’étude des cartels de l’École freudienne. Séance de clôture », Lettres de l’École freudienne, avril 1975, no 18, p. 269.
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