ALGO NUEVO ACERCA DEL SÍNTOMA
Por Laura Vigué
2025/06/15
En la tercera parte del Seminario XII, titulada por Jacques-Alain Miller «El sujeto, el saber, el sexo», Lacan se esfuerza por articular estos tres elementos, subrayando su heterogeneidad. Es a través del síntoma que finalmente encuentra una manera de unirlos: «La división del sujeto y el síntoma es la encarnación de ese nivel donde la verdad recupera sus derechos, y en la forma de este real desconocido, de este real con agotamiento imposible, que es el real del sexo».[1] Tratemos de definir aquí lo que cubre esta fórmula.
El saber y el yo
Si el sujeto se define como representado por un significante para otro significante, Lacan subraya en este Seminario que el sujeto del inconsciente es también lo que falta en el saber. Se sitúa en el nivel del Yo [Je] no de la frase Yo no sabía, pronunciada por el analizante al final de la sesión, en el momento en que se aclara lo que hasta entonces había permanecido enigmático. El Yo que no sabía eso ya no está. Es tan evanescente como el saber inconsciente. Este último, por muy luminoso que sea cuando estalla durante una sesión, rápidamente parece imposible, por un lado, decir el sujeto y, por otro, poner fin al síntoma. Todavía no es eso. Todavía hay un Yo que sigue sin saber. Y por una buena razón, Lacan argumenta que hay un significante excluido en el saber. Ningún significante puede expresar lo real del sexo, que es «imposible de agotar». Es por eso por lo que el sujeto improvisa un síntoma: «Digamos más precisamente que es su verdad la que transforma en objeto a, cada vez que lo encuentra en ese punto a partir del cual parte la incidencia del ser sexuado».[2]
Un síntoma de Dora
Evoquemos a Dora, que desde pequeña tiene una tos intermitente que se vuelve a escuchar cuando Freud la recibe. En sus asociaciones, describe a su padre como rico, Vermögen en alemán, que significa potencia sexual. Freud entiende esto como una negación. Dora piensa inconscientemente que su padre es impotente. De esto se puede deducir una lectura del síntoma. La tos imita la relación sexual que Dora culpa a su padre y a la Sra. K. Una relación genito-oral que, por tanto, puede tener lugar a pesar de la supuesta impotencia del padre. De este modo, la joven restablece el poder paterno, al mismo tiempo que hace nacer su enfermedad sexual, una enfermedad con la que fantasea. Es una versión de la relación sexual en la que se invoca el objeto de voz y el objeto oral. Es un fantasma que viene en lugar de un saber cerrado sobre lo real del sexo.
En su primera infancia, a Dora le impactó escuchar el aliento entrecortado de su padre, que tenía tuberculosis, a través de la pared de su dormitorio contiguo al de sus padres, un aliento ligado al coito. Este ruido deja su huella en su cuerpo, como un núcleo a partir del cual se elabora un bricolaje que cubre el agujero fortuito sobre lo real del sexo que concierne a cada sujeto.
*Vigué L., Du nouveau sur le symptôme – L’HEBDO-BLOG
[1] Lacan J., Le Séminaire, livre XII, Problèmes cruciaux pour la psychanalyse, texto establecido por J.-A. Miller, París, Seuil & Le Champ freudien, 2025, pp. 315-316.
[2] Ibid., p. 317.
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