Descartes, la Metafísica y lo Infinito – por Anaëlle Lebovits-Quenehen – 2025/06/11

DESCARTES, LA METAFÍSICA Y LO INFINITO

Por Anaëlle Lebovits-Quenehen

2025/06/11


El libro de Dan Arbib[1] es una puerta de entrada al universo cartesiano al que Lacan se refiere en muchas ocasiones. Dan Arbib nos lleva de la mano para hacernos penetrar en su complejidad y genialidad, no sin desvelar las paradojas a las que se enfrenta Descartes en su consideración del carácter infinito de Dios y su impacto en el conocimiento. En un lenguaje tenue y claro, Dan Arbib nos introduce así en la filosofía cartesiana. De este modo, Descartes se inscribe en una tradición filosófica que le precede (desde Tomás de Aquino a Suárez, pasando por Duns Escoto, Montaigne, Buenaventura, Enrique de Gante, Bérulle) y se abre a los pensamientos futuros de Heidegger y Levinas, entre otros. Lo seguimos a paso ligero, pero apoyados en nuestro esfuerzo por la claridad y distinción de una afirmación tan original como convincente, y que ofrece al lector una investigación que moviliza todos los recursos de la metafísica.

El rigor intelectual que le da forma, así como la inmensa cultura filosófica que moviliza su autor, nos comprometen a un pensamiento en acción sobre el pensamiento cartesiano en acción. Dan Arbib cuelga las facetas de los problemas tradicionales aprehendiéndolos de una manera nueva. Pero también nos abre a problemas que solo él ha descubierto y gracias a los cuales esta irrupción en el universo metafísico de Descartes, en la medida en que nos introduce en él, renueva nuestro enfoque.

Recordaremos la forma en que aprehende la relación entre las dos pruebas de la existencia de Dios en Las Meditaciones metafísicas, cuyas paradojas nos llevan a explorar una serie de aporías a lo largo del libro. Si el cartesianismo es una filosofía de la claridad y la distinción, el hecho es que estas dos pruebas de la existencia de Dios plantean cuestiones que Dan Arbib ilumina con gran precisión y un agudo sentido especulativo. Muestra magistralmente que la infinitud divina está trabajada por una ambigüedad que tiene que ver con su propia naturaleza: Dios está metafísicamente determinado como ens infinitum al mismo tiempo que surge de un más allá de toda metafísica posible como aquella que en principio excede toda representación.

Si lo que está en juego es inmenso es porque el infinito divino es sobre lo que lógicamente descansa el cogito y, con él, todo el conocimiento racional posible. La infinitud divina, para estar en el principio del cogito y fundarlo en la razón, está igualmente bien fundada por él, ya que la prueba de la existencia de Dios (Meditación III) requiere la posición del ego (Meditación II). Así, el infinito es a la vez fundamento y fundamento, y fundado por el hecho mismo de fundar. Dan Arbib exhibe aquí una paradoja que recuerda el deseo incesante de Lacan, tratando de determinar las relaciones de los tres órdenes aparentemente heterogéneos que son lo real, lo simbólico y lo imaginario. Al igual que lo infinito en relación con la racionalidad en Descartes, lo real hace un agujero en lo simbólico (y en lo imaginario), al mismo tiempo que los llama a la función en la medida en que estos dos últimos órdenes dan testimonio de lo real y se ocupan de él. Así como lo real excede, y por lo tanto elude, lo que lo simbólico y lo imaginario pueden darle forma, así el infinito elude a la racionalidad al mismo tiempo que debe integrarse en ella para conquistar su fundamento.

Este estudio, tan erudito como original en el enfoque de Descartes sobre el infinito, es una extraordinaria puerta de entrada tanto a la filosofía cartesiana como a la metafísica. Los lectores de Lacan encontrarán en él material esclarecedor y gran alegría.


*Lebovits-Quenehen A., Descartes, la métaphysique et l’infini – Ecole de la Cause freudienne

[1] Arbib D., Descartes, la métaphysique et l’infini, PUF, coll. « Épiméthée », Paris, 2017, 368 p., 32.

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