Las Risas Locas del Joker – por Eva Carrère – 2025/05/16

LAS RISAS LOCAS DEL JOKER

Por Eva Carrère Naranjo

2025/05/16


Las dos películas de Todd Phillips, Joker y Joker: Folie à Deux, relatan la infancia y la vida cotidiana de Arthur Fleck antes de convertirse en el Joker, una inquietante figura criminal nacida del fracaso del efecto cómico.

Arthur Fleck se aferró a una fábula que su madre le contaba de niño, cuando siempre lo encontraba triste. Ella le dijo que estaba en la tierra para «poner una sonrisa en la cara de la gente y hacer reír a la gente en este mundo oscuro y frío» y le dio, no sin ironía, el apodo de «Feliz». Tomada literalmente, esta fábula le permitió al menos encontrar un lugar  en el vínculo social al convertirse en un payaso callejero que llevaba vallas publicitarias. Armado con un libro de chistes, Arthur tiene la ambición de hacer stand-up, como un presentador de televisión al que idolatra, actuando como una figura paterna. Pero para ello, «¿no tienes que ser gracioso?», le pregunta su madre. Lo cómico parece un efecto que se le escapa sistemáticamente, no puede obtener la «sanción del Otro»[1], como haríaun buen Witz.

Hay algo en el Joker que cortocircuita, tanto lo que permite las «condiciones subjetivas para el éxito del chiste»[2], como la característica del efecto cómico que proviene de la «liberación […] de la constricción de la imagen»[3], como el pato que sigue caminando aunque le corten la cabeza. Así, mientras está en el escenario, es la soledad de un ataque de risa incontenible lo que se apodera de él, ilustrando que la característica de la risa es reír cuando «no se debe»[4]. Aquí, el estallido de la risa no hace un vínculo, no hace «coro con el estallido de risa de los otros»[5], digamos más bien que envía a este sujeto fuera del discurso a su soledad radical. Y lo repite, sin ningún Otro de la misma parroquia con quien compartirlo. En cada momento de angustia frente al Otro, es esta risa discordante la que brota y lo sacude con espasmos de hilaridad. Este fenómeno constituye su hándicap y lo lleva a malos encuentros. Después de que le robaron su valla publicitaria, es golpeado por jóvenes que se burlan de él. Si logra hacer reír al Otro, destino que le promete la fábula materna, es al precio de quedar reducido a su condición de objeto de desecho, el que ya encarnaba para su madre que lo maltrató cuando era niño. Cuando es testigo de la agresión a una joven en el metro por parte de empresarios borrachos, la risa se apodera de él. Creyendo que se trata de una provocación, los jóvenes businees men se dirigen a él y tratan de hacerle tragar su risa a golpes. Pero esta paliza saca a relucir lo impensable que hay en él: dispara a sus agresores, encarnando al Otro malvado e ilimitado con el que tenía que lidiar hasta entonces. 

Lejos de la duplicidad del valet o del chiste[6], es otra personalidad la que despierta, a la manera del Dr. Jekill y Mister Hide. Así, al no conseguir hacer reír al otro ni denunciar su inexistencia a través de la ironía, consigue aterrorizarlo. Cuando es invitado al programa de televisión de su ídolo, se da cuenta de que es como un pavo de la farsa. Sacando su revólver, dispara fríamente a este presentador que ahora encarna más a un padre gozador que a un padre ideal. Es a través de este acto que se convierte en el «Joker»: un autonombramiento que sacude el «Feliz» que era hasta entonces y por el cual gana cierta notoriedad entre las poblaciones oprimidas que lo convierten en el estándar de justicia social en una sociedad corrupta. El uso de una máscara de payaso a su imagen se está extendiendo y ya no hace reír a la gente[7] ya que lleva consigo su peso de real.


*Carrère E., Les fous-rires du Joker – J55

[1] Lacan J., El Seminario, libro V, Las formaciones del inconsciente, texto establecido por J.-A. Miller, Buenos Aires, Paidós, 2016, p. 27.

[2] Ibíd., p. 129.

[3] Ibíd., p. 136.

[4] Ibíd., p. 134.

[5] Miller J.-A., « Vicissitudes du valet », Ornicar ?, n°59, otoño 2024, p. 170.

[6] Ídem.

[7] Lacan J., El Seminario, libro V, Las formaciones del inconsciente, op. cit.

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