“YO, SOY YO”, ¿VERDADERAMENTE?
Por Adeline Suanez
2025/05/11
Bajo el título «Identidad, ¿un asunto de familia?»[1], Virginie Leblanc-Roïc cuestiona lo que hoy podría parecer obvio. Apoyarse en un punto de ignorancia es una orientación ética y política, el punto de interrogación es de ello la discreta marca.
Identidad del sujeto
¿Qué lugar ocupa el término identidad en el discurso del psicoanálisis? Durante su Seminario La lógica del fantasma, Lacan retomó una pregunta que se le hizo con motivo de la publicación de los Escritos: «¿Cuál es el vínculo entre sus escritos?«.[2] Él responde: «Lo que me parece que hace el nexo entre mis escritos, […] es la identidad del sujeto». De este modo, Lacan subvierte el término identidad añadiéndole el de sujeto, como garantía del curso del discurso del psicoanálisis. Resuena implícitamente que la identidad no existe.
Para Lacan, la identidad propugna la «lamentable certeza de que – Yo, soy yo«.[3] Pero se trata de luchar para «poner en marcha esta convicción», porque es «peligrosa», ya que esta pendiente es la de una forma de segregación entre el yo y el no-yo. Los Escritos nos llevan a pensar en la identidad en términos de estructura y, por lo tanto, del inconsciente. Esto nos da una orientación: «si ningún significante puede significarse a sí mismo»[4], entonces, lógicamente, se puede deducir que ninguna identidad, incluida y especialmente la del sujeto, puede identificarse a sí misma.
La marca del Otro
Frente a esta tendencia a hacer de la identidad un ideal, el psicoanálisis propone un camino secundario y una lectura. La identidad reivindicada, dice V. Leblanc-Roïc, testimonia una mutación de la relación con el Otro contemporáneo: un rechazo a «dejarse marcar por el Otro»[5] constituyendo una identidad fuerte y definida. Por el contrario, en la clínica con los niños, esta cuestión de la identidad resuena y llega como la continuación lógica de la idea, ya difundida, de la autodeterminación del niño, es decir, de una posición en la que el Otro se descarta a sí mismo, en la que el niño debe prescindir del Otro. Paradójicamente, se habla del niño del lado de los trastornos de conducta: TDAH, TEA, etc. florezca, sino también en términos de delincuente o matón. Los «síntomas» así fijados como identidades deben ser «tratados». Lo que aparece es la negativa del Otro a responder.
Ello, no es yo
Además, se borra lo que desde el punto de vista del derecho establece una diferencia entre el adulto y el niño. La noción misma de minoría de edad está siendo cuestionada. Este límite tiende a desvanecerse, en favor de una horizontalidad de las identidades. La identidad, así fijada, exige lógicamente una respuesta autoritaria, o incluso la justifica: «toda apelación a la noción de identidad es una llamada al autoritarismo»[6], dice L. Dubreuil. Recordemos entonces la afirmación de Lacan, que resuena con más fuerza: «las mismas personas en las que está tan fuertemente establecida la certeza de ser uno mismo, no dudan en cortar tan ligeramente de lo que no es de ellos. Decir que no soy yo no es el privilegio de los bebés».[7] Por lo tanto, una de las formas posibles es preservar, si no introducir, un discreto signo de interrogación sobre la identidad…
*Suanez A., « Moi, je suis moi », vraiment ? – L’HEBDO-BLOG
[1] Leblanc-Roïc V., « L’identité, une affaire de famille ? », conferencia en el marco de las actividades de la ACF en VLB, oficina del polo del Rennes, Saint-Brieuc, 7 de diciembre de 2024, inédito.
[2] Lacan J., El Seminario, libro XIV, La lógica del fantasma, texto establecido por J.-A. Miller, Buenos Aires, Paidós, 2023.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] Leblanc-Roïc V., « L’identité, une affaire de famille ? », op. cit.
[6] Dubreuil L., La Dictature des identités, París, Gallimard, 2019, citado por V. Leblanc-Roïc, in « Entretien avec Laurent Dubreuil : “La dictature des identités” », 27 de abril de 2025 disponible en la cadena YouTube Lacan Web Télévision.
[7] Lacan J., El Seminario, libro XIV, La lógica del fantasma, op. cit.
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