¿Prepararse para la Guerra? – por Vanessa Wroblewski-Berlie – 2025/04/27

¿PREPARARSE PARA LA GUERRA?

Por Vanessa Wroblewski-Berlie

2025/04/27


El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas ha expuesto su visión estratégica desde que asumió el cargo en 2021: que las fuerzas armadas estén «permanentemente preparadas para enfrentar un conflicto importante […] para ‘ganar la guerra antes de la guerra’». Por lo tanto, la guerra en Ucrania ha acelerado este proceso de preparación. Los ejercicios a gran escala involucran a miles de soldados franceses, con la perspectiva de un conflicto de alta intensidad en Europa o en el territorio nacional.

Pero ¿pueden los soldados, por muy entrenados y dispuestos que estén, estar preparados para este encuentro con la guerra?

Como escribe Guy Briole: «Siempre es un otro fraterno el que muere en una guerra, toda guerra es fratricida».[1] Y entonces se impone la lógica de una alteridad radical. Los soldados que recibimos, que han regresado de los teatros de operaciones, muestran cierta extrañeza hacia el mundo que los rodea, hacia ellos mismos. El sujeto ya no es lo que era, afectado en su singular historia. «Todo esto ya no tiene sentido»: se cuestiona la vida cotidiana, los lazos familiares, el sentido mismo de la vida. Es necesario mucho tiempo para tratar de salir de esta soledad, eco de una experiencia extraordinaria e incompartible.

La herida causada por la lucha, el terror, los cuerpos hechos pedazos, la muerte de un compañero, nunca termina de cicatrizar. ¿Cómo, entonces, podemos encontrar nuevos anduamientos, para los demás, para nuestros seres queridos, para nuestra familia?

Algunas personas acuden a nosotros por estos síntomas que la psiquiatría clasifica como «trastorno de estrés postraumático». La institución militar comunica tanto sobre estas «heridas psíquicas» que los pacientes acuden a nosotros con un conocimiento que ya está ahí: «soy una persona herida psíquicamente», «tengo ETS».[2] El desafío será entonces interesar al sujeto, más en lo que le es específico, en su particularidad subjetiva velada por el hecho traumático.

Y el horror encontrado puede resurgir después de meses, incluso años, de aparente tranquilidad. En cuanto a esta paciente que se da cuenta en un relámpago de que no ha salvado a nadie allí, pero que sin duda ha matado a muchos hombres. Y lo peor, dice, es que le gustó. Esta experiencia vivida provocó una erupción de goce que antes era ignorada y que ahora le horroriza. La realidad encontrada pulverizó un nudo que lo sostenía.

La posibilidad de un mal encuentro, que podría no haber sucedido, puede ser desastrosa para el sujeto. El llamado acontecimiento traumático contiene una parte de lo real que proviene de la contingencia, del accidente, y una parte de preocupación íntima que involucra definitivamente al sujeto.[3]

El tiempo operacional es un tiempo que se prepara, se retroevalúa, se anticipa y que moviliza toda la atención. Y si bien esta preparación es indudablemente esencial, no deja de ser insuficiente para hacer frente a lo que puede estar en juego para el sujeto que se verá envuelto en un conflicto armado: una opción ética frente al carácter espantoso del acto.

Corresponde al psicoanalista enfrentarse, en acción; y de la ética de su respuesta a la emergencia a la que será convocado, dependerá el futuro del sujeto que lo atenderá.


*Wroblewski-Berlie V., Se préparer à la guerre ? – L’HEBDO-BLOG

[1] Briole G., « Dans les mâchoires de la guerre : arrachement », in Brousse M.-H. (s./dir), La psychanalyse à l’épreuve de la guerre, Paris, Berg International, 2015, p. 76.

[2] EPT es el acrónimo de estrés postraumático.

[3] Cfr. Lahutte B., « Du concernement subjectif au traitement par la parole », intervención pronunciada en el Centro Pompidou en el marco del ciclo « Psychanalyse, psychiatrie et malaise social », 2018.

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