Albert Speer: La Mentira Vital – por Nathalie Jaudel – 2025/04/06

ALBERT SPEER: LA MENTIRA VITAL**

Por Nathalie Jaudel

2025/04/06


Vous êtes l’amour malheureux du Führer, de Jean-Noël Orengo[1], es una novela con tres héroes. Ahí está el guía, Adolf Hitler. Allí está la estrella, Albert Speer, el arquitecto que se convirtió en Ministro de Armamento del Reich en 1942. Habiendo escapado de la horca en Nuremberg, la publicación de sus memorias, En el corazón del Tercer Reich, después de su liberación de la prisión, le valió fama mundial: la del «nazi honorable». Ahí está su relación, como una «caricatura escandalosa de Julio II y Miguel Ángel».[2] Y está la historiadora Gitta Sereny, una judía alemana fascinada por el mal, que se acercó a A. Speer antes de dedicar una suma a «su lucha con la verdad».[3]

La trama gira en torno a un enigma, que toca la cuestión de la responsabilidad: ¿la estrella lo sabía (por el exterminio de los judíos de Europa)?

La razón del proceso, la elección de la forma «novela», se explica al final del libro. El autor, enfrentado al misterio de unas memorias que no sólo derriban la verdad -«al final, es Speer el vencedor»[4]-, sino que también despiertan la fascinación, incluso la amistad, del historiador, de un pastor, de un rabino, de un teólogo protestante y de un cazador de nazis, opta por oponer a la «autoficción estética más radical jamás escrita» del arquitecto lo que él llama una «contraficción»[5]  Es decir, una novela destinada a hacer triunfar por fin la verdad.

El éxito es innegable. El libro es fascinante, la habilidad del proceso es intrigante y el contra-retrato es devastador. Pero, dejando a un lado la pregunta: «¿Qué significa saber?», la autora evita la forma en que A. Speer luchó continuamente, hasta su muerte en 1981, con la distinción, hecha famosa por Georgina Dufoix y cuyas repercusiones sintió duramente, entre la responsabilidad y la culpa.

En los juicios de Nuremberg, A. Speer, al igual que los otros acusados, se declaró inocente. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de ellos y el único que se arriesgaba a agravar el veredicto en su contra al hacerlo, declaró que asumía no sólo su plena responsabilidad personal en el sector que dirigía sin esconderse detrás de la obligación de obedecer órdenes, sino también, en contra del consejo de su abogado, una «responsabilidad común», como líder del Tercer Reich.  por todos los crímenes cometidos, incluso aquellos de los que no tenía conocimiento. Responsable, pero no culpable.

A. Speer alegó su ignorancia de la Solución Final a lo largo de su vida: «Debería haberlo sabido, podría haberlo sabido, pero no lo había sabido».[6]

Si es un principio que los seres parlantes están, frente a un real insoportable, habitados por la pasión de la ignorancia, ha tomado un giro singular en A. Speer, en la forma de un horror al saber que le impide admitir para siempre -so pena de no poder sobrevivir psíquicamente a esta confesión- que había sabido lo que sabía,  sumergiéndolo en lo que Gitta Sereny llama: «una pesadilla de saber no confesado, un campo minado de culpa no apaciguada».[7]

En esta forma de evitación, de desconocimiento deliberado, de decisión de cerrar los ojos, se puede reconocer una desmentida, un término que, implicando tanto refutación como falsedad, traduce mejor según Lacan el término freudiano de Verleugnung, este «rechazo turbio».[8]


*Jaudel N., Albert Speer : le mensonge vital* – L’HEBDO-BLOG

**El sintagma de livsløgn (mentira vital/de toda una vida), fue forjado por Henrik Ibsen en Le Canard sauvage. Su traducción alemana en Lebenslüge por A. Adler fue usada a propósito de Albert Speer.

[1] Orengo J.-N., Vous êtes l’amour malheureux du Führer, Paris, Bernard Grasset, 2024.

[2] Speer A., Au cœur du IIIe Reich, Paris, Fayard, 1971, p. 254.

[3] Sereny G., Albert Speer. his Battle with Truth, London, MacMillan, 1996.

[4] Orengo J.-N., Vous êtes l’amour malheureux du Führerop. cit., p 11.

[5] Ibíd., pp. 256 & 263.

[6] Sereny G., Albert Speer…, op. cit., p. 690 (traducido por nuestros medios).

[7] Ibíd., p. 465 (traducido por nuestros medios).

[8] Lacan J., “Proposición del 9 de octubre sobre el psicoanalista de la Escuela Freudiana de París”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2021, p. 272.

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