RE-VUELTAS DE PASIÓN
Maro Bellou
2025/03/21
«Desde septiembre del año pasado, no hice otra cosa que esperar a un hombre: que me llamara y viniera a mi casa».[1] Estas palabras describen la experiencia de una mujer de una apasionada relación amorosa con un hombre, tal como se retrata en la emotiva antinovela de Annie Ernaux, Simple Passion. El género narrativo del texto es definido por el autor como una «autobiografía impersonal». El «yo» de la narración parece desprendido: se proyecta la mirada apática y helada de una descripción clínica: «No quiero explicar mi pasión […] Solo quiero describirla».[2]
La forma en que Ernaux habla de la pasión en su libro recuerda a El toro (1945) de Picasso. Del mismo modo que Picasso comienza con una descripción detallada del animal y termina con un contorno tenue que lo capta de la forma más simple posible, Ernaux capta la pasión misma, despojada de cualquier signo emocional, lamento o melodrama. Para Ernaux, la pasión en su forma más elemental se reduce al simple hecho de esperar: «Me hubiera gustado no haber hecho otra cosa que esperarlo».[3]
Ernaux afirma que su novela no es una arqueología de su pasión. No tiene ninguna intención de buscar los orígenes de esta pasión, de la manera en que el psicoanálisis los revelaría. En el pensamiento de Ernaux, el psicoanálisis explica, mientras que ella se limita a registrar los «signos» de su pasión sin hacerlos parte de una secuencia explicativa. Además, menciona en una entrevista que nunca le ha interesado el psicoanálisis. Estas reservas que expresa Ernaux, sin embargo, están lejos de constituir un obstáculo para un intento de lectura psicoanalítica de La pasión simple. Comenzaremos señalando que el principal significante de su pasión es la espera incesante por este hombre. La pregunta es: ¿qué alimenta esta repetición? ¿Cómo se explica esta fijación? Intentaré mostrar que lo que abre estas preguntas es el concepto lacaniano de la pulsión.
En el Seminario XI, Lacan señala que la pulsión puede alcanzar la satisfacción sin alcanzar su objetivo[4]. Su órbita es siempre circular, girando constantemente alrededor de la misma cosa. La paradoja de la pulsión es que la satisfacción no se logra a través de la conquista del objeto de deseo. La pulsión obtiene satisfacción simplemente de volver al circuito (retour en circuit). La fuente del goce del yo narrativo es, por lo tanto, precisamente lo que expone como un estado de sufrimiento: los intervalos de espera agónica que se suceden incesantemente. Es este goce el que explica la fijación, es decir, la (re)vuelta de la pulsión hacia/alrededor de un objeto a. En otras palabras, el cese del deslizamiento metonímico del deseo no es la consecuencia del sufrimiento, sino el resultado de la satisfacción repetida. Lo que Ernaux expone como sufrimiento se explica como goce.
Ernaux confiesa que su pasión «no tiene sentido, y [fue] durante dos años la realidad más violenta e inexplicable de la historia». No se le da más importancia a la pasión más allá de eso. En lugar de dar sentido a la pasión, la escritura de Ernaux la despoja por completo. Puede que lo haya vivido de forma ficticia, pero lo que finalmente ha conseguido es escribir sobre la pasión sin ningún tipo de pasión.
*Bellou M., NLS-Congress 2025 — (Re)turns of Passion
[1] A. Ernaux, Simple Passion, trans. T. Leslie, New York/London: Seven Stories Press, 2003.
[2] Ídem.
[3] Ídem.
[4] Lacan, J., El Seminario, libro XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 2005.
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