INVENTARSE UN AMOR
Por Renata Teixeira
2025/03/18
El amor es fuego que quema y que no vemos;
Una herida que duele sin sentirse;
Contentamiento que desagrada;
Dolor que te lleva por mal camino y que no importa;
Es la no-voluntad mayor que la voluntad;
Es estar solo entre los muchos;
Es la felicidad sin ser feliz;
Es creer que se gana cuando se pierde.
Es querer libremente estar en la cárcel,
Y vencedor para servir a los vencidos,
Ser leal a quien te mate;
Pero, ¿cómo podría promover
En el corazón de los hombres, la amistad,
¿Si el Amor es tan contrario a uno mismo?
Luís de Camões
El concepto literario del amor en la pareja apareció en el siglo XII con el amor cortés. En la literatura europea, antes de este movimiento literario, no estaba presente la idea de un amor inalcanzable y apasionado. Luís de Camões, poeta portugués del siglo XIV, escribió un poema que ilustra el amor romántico. En este poema, Camões introduce la verdadera faceta del amor: el amor como fuego ardiente, el amor como insatisfacción, el amor y su soledad. La cuestión de la amistad al final del poema se destaca de esta idea de encuentro no amoroso, de deseo insatisfecho.
En la obra de Lacan, el concepto de amor evoluciona. En los Seminarios V y VI, Lacan desarrolla el concepto de amor en relación con el deseo y la demanda: el deseo es el deseo por el deseo del Otro y toda petición es una petición de amor. Entre el deseo y la exigencia, el sujeto, enfrentado a la castración, apela a la carencia: «el amor […] Es dar lo que no tiene, el falo, a un ser que no lo es».[1] En este punto de la obra de Lacan, la función fálica es primordial. Lacan añade a esto la insatisfacción del deseo que nunca es colmada por un objeto.
En La angustia se pone en marcha el concepto de goce. Lacan vincula el deseo y el goce haciendo del amor una amalgama: «Sólo el amor permite que al goce condescender al deseo».[2] Ya no es el efecto de la prohibición simbólica, y muestra su verdadero carácter ligado al goce. Es un preámbulo al concepto de no-relación sexual. Ambos sexos se enfrentan a este imposible. Lacan introduce el carácter irrisorio del amor subrayando la diferencia entre los goces femeninos y fálicos y su incompletud: el hombre se angustia frente a su objeto de amor y la mujer se angustia ocultando, a través de la mascarada, su falta de ser (el falo). En esta ecuación, el sujeto supera su angustia cuando le da un nombre al Otro. Esta pareja nombrada se convierte en la causa del amor. Al pasar por lo simbólico, el amor calma la angustia de la no-relación sexual.
Por último, en El sinthome, «el hombre […] hace el amor con su inconsciente, y nada más».[3] Lacan se refiere aquí al concepto de fantasma en el neurótico. Pero al ir más allá del Nombre-del-Padre, el hombre y la mujer disfrutan de sus propios cuerpos. Es el disfrute del Uno-completamente-solo. En el último Lacan, es en su relación con el padre-verso que el amor puede existir. Este padre ya no es el padre del Tótem y del tabú, el padre de la ley de la prohibición, sino el padre de la ley del amor, una ley adquirida por una versión del padre que hace de la mujer el objeto de su deseo. Yo añadiría que la amistad en una relación romántica tiene lugar cuando el sujeto inventa su versión singular del amor.
*Teixeira R., NLS-Congress 2025 — S’inventer un amour
[1] Lacan J., El Seminario, libro V, Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Paidós, 2016, p. 359.
[2] Lacan J., El Seminario, libro X, La angustia, Buenos Aires, Paidós, 2016, p. 194.
[3] Lacan J., El Seminario, libro XXIII, El sinthome, Buenos Aires, Paidós, 2015, p. 125.
Deja un comentario