AMOR MONSTRUOSO Y LÓGICA CAPITALISTA
Por Alan Rowan
2025/02/11
Hoy en día existe una separación radical entre el sexo y el amor -especialmente en las sociedades seculares occidentales- y ambos han cambiado. Las relaciones sexuales se han vuelto transaccionales y desinhibidas entre adultos que consienten. Con la caída del patriarcado, la «ley del padre» también es menos operativa, es decir, ya no funciona aquella que buscaba regular y definir la relación sexual y de pareja. Sin embargo, si los llamados «roles fijos» alguna vez ayudaron a las parejas a permanecer juntas, también causaron mucho sufrimiento ya que las parejas que deberían haberse separado se mantuvieron juntas, esto ocurre en un contexto de desigualdad entre la pareja heterosexual (por ejemplo, económica) y la negación de derechos/persecución hacia aquellos sujetos que caían fuera de esta «nor-macho». Lo que se ha desvelado, en ausencia de una supuesta concepción universal de la «relación sexual», es que, si se busca el amor, cada sujeto debe hacerlo ahora bajo la «ley de la contingencia», encontrando formas singulares para que la pareja exista. Aquí, el «milagro del amor» se puede decir simplemente, es querer una y otra vez, un otro en particular. En el lado masculino, esto tiene que ver con el valor fálico otorgado al amado (contra la tendencia a pasar de un objeto deseado a otro), mientras que para la mujer se trata de una complementación metafórica en la que el amante se convierte en el amado -como excepción- en lugar de permanecer en la serie de «todos los hombres».
Por lo tanto, podemos preguntarnos si este nudo se está volviendo más difícil de hacer en nuestra era contemporánea, y si es así, ¿cuál es la naturaleza de esta dificultad? Se puede dar una respuesta parcial a esta pregunta prestando atención a cómo la «lógica del capitalismo» se ha infiltrado en casi todos los aspectos de la vida humana. Los eslóganes son familiares, la felicidad depende de la «autooptimización», etc., o como Lacan lo expresó sucintamente, el superyó dice hoy: «¡Goza!»[1]
Zygmunt Bauman, al explorar el impacto del capitalismo de consumo en la vida humana, argumenta que la vida moderna ha cambiado definitivamente para ser más líquida y estar en un estado de flujo constante[2]. Esto ocurre a nivel del individuo, las comunidades, las instituciones y a nivel mundial, lo que hace que la vida de la mayoría de las personas sea más insegura. Aquí los sujetos experimentan una mayor angustia y los «objetivos de vida» se limitan a evitar que sucedan cosas malas. El amor abordado a través de esta lente trae la pregunta, ¿cómo me beneficia esto?[3] En un mundo donde el consumo, una actividad básicamente solitaria, es el rey, el amor, que nunca fue una mercancía sino un acontecimiento, se está escapando de la vista. Eva Illouz añade que hoy en día, las parejas entran cada vez más en «vínculos negativos», es decir, que las relaciones tienen propósitos difusos, poco claros, indefinidos y controvertidos y en las que la opción de «dejar de amar» al otro está siempre presente[4]. Se ha convertido, afirma, en un espacio de «incertidumbre radical» para los sujetos contemporáneos.
Como analistas lo sabemos y respondemos, más allá de cualquier idea de normas o estándares, a lo que es esencial para cada uno.
*Rowan A., NLS-Congress 2025 — Monstrous Love and Capitalist Logic
[1] Lacan J., El Seminario, libro XX, Aún, Buenos Aires, Paidós, 2016, p. 11.
[2] Bauman, Z., Liquid Times: Living in an Age of Uncertainty, Polity Press, 2007.
[3] Bauman, Z., Liquid Love: On the Frailty of Human Bonds, Polity Press, 2003.
[4] Illouz, E., The End of Love. Polity Press, 2021.
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