¿Cuándo Puede Venir? ¡Venga! – por Bernard Porcheret – 2025/01/26

¿CUÁNDO PUEDE VENIR? ¡VENGA!

Por Bernard Porcheret

2025/01/26


El significante «crisis» es ahora parte de la lengua común. En el sentido psicoanalítico, una crisis se articula en torno a la dimensión de la urgencia subjetiva, donde la angustia está en primer plano, y el concepto de acto. El acting out es una demostración dirigida al Otro de un goce desconocido para el sujeto en sí. El pasaje al acto es el rechazo del inconsciente; es «un ¡No! pronunciada al Otro»[1]; es el caso del paso al acto suicida, con el riesgo de perder la vida. El acto hace efracción, hace perder toda la orientación, aturde al sujeto y a quienes lo rodean. Es el momento en que el discurso, las palabras, los ritos, la rutina, todo el aparato simbólico se muestra de repente impotente para atemperar un real que hace lo que le da la gana, que está desatado y es imposible de controlar. De este modo, el acto hace un corte: lo que fue ya no es, y lo que será aún no es.

Así, la crisis asocia en la urgencia la idea de peligro y oportunidad, la de abrirse a algo nuevo; esta es su paradoja. Es, por tanto, un momento al que, desde el punto de vista del psicoanálisis, debemos dar todo su valor. Esto sobre los planos clínico, ético y político.

La experiencia analítica enseña a los propios analistas y a los analizantes que, antes del comienzo del análisis, la función psicoanalítica tiene que ver con la urgencia subjetiva. Esta es la modulación temporal que responde al advenimiento o inserción de un traumatismo, es la emergencia de lo que hace un agujero en la representación, una experiencia enigmática de goce. O empuja al sujeto angustiado hacia una trascendencia a través de la palabra; o bien lo precipita en el acto como un llamado al Otro, o incluso en el pasaje al acto, como separación del Otro.

La urgencia subjetiva nos recuerda que el inconsciente es primero real[2], el efecto insensible de la percusión de la materia lenguajera sobre el cuerpo, antes de la aparición del sujeto de la palabra. Hace un agujero.  El troumatismo[3] es, por tanto, una parte estructural del parlêtre. Para cada sujeto, de hecho, el cuerpo viviente es el cuerpo afectado por el goce[4]. El aparataje por el sistema lenguajero es la defensa que le sirve para cernir, para bordear algo de este trauma inaccesible. Esta defensa se ve perturbada cuando un acontecimiento contingente resuena en lo más profundo de su ser, y hace insoportable el dolor de existir.

Es el caso del sujeto neurótico cuando, al perder brutalmente la seguridad que deriva de su fantasma inconsciente, se vuelve angustiado. Este es el caso cuando el precario aparato simbólico de un sujeto amenaza con colapsar. Incluso en el caso del sujeto sin defensa, cuando en las psicosis, «la exterioridad del significante y del goce es llevada a su última consecuencia. El goce es abandonado a sí mismo, rechazado del lenguaje y, excluido de lo simbólico, hace retorno en lo real».[5]

Frente a este momento subjetivo, ¿debe haber psicoanalistas presentes en acción en el tejido social? ¡Y eso[6]psicoanalista que responda por ello! De manera diferente y siempre singular según la forma en que se presente la crisis. Del psicoanalista a quien su deseo en acción pone a disposición para captar su urgencia: «¿Cuándo puede venir? ¡Venga! o: «¡Ahí voy!» «. Apostemos a que la enseñanza y la práctica de Lacan han dejado una huella duradera[7], y que la orientación del psicoanálisis hacia lo realid está trabajando para mantenerla viva.


*Porcheret B., Quand pouvez-vous venir ? Venez ! – L’HEBDO-BLOG

[1] Miller J.-A., « Sur le concept lacanien du passage à l’acte », La Cause du désir, n°116, abril 2024, p. 16 : « En el corazón de todo acto, hay un  ¡No! proferido hacia el Otro ».

[2] Cfr. Miller J.-A., El ultimísimo Lacan, Buenos Aires, Paidós, 2014, p. 18: “Lo que guía a Lacan al final de su seminario El sinthome es otro modo, otra perspectiva del inconsciente, que hace del inconsciente un real. Es de alguna manera el inconsciente como exterior al sujeto supuesto saber, exterior a la máquina significante que produce sentido de sobra, si se la deja funcionar según lo que uno se cree obligado de hacer. Se puede decir que aquel inconsciente en tanto real es similar a lo que evocábamos antes acerca del traumatismo.”

[3] Lacan J., El Seminario, libro XXI, Les non-dupes errent, lección del 19 de febrero de 1974. Inédito.

[4] Cfr. Miller J.-A., « Biologie lacanienne et événement de corps », La Cause freudienne, n°44, febrero 2000, p. 17 : Cuando decimos « cuerpo viviente », alejamos tanto ese cuerpo simbolizado como ese cuerpo imagen. Ni imaginario, ni simbólico, sino viviente, he ahí el cuerpo que está afectado de goce. Nada hace obstáculo a lo que se sitúe el goce como un afecto del cuerpo”.

[5] Miller J.-A., « Les affects dans l’expérience analytique », La Cause du désir, n°93, septembre 2016, p. 110.

[6] Lacan J., “Del sujeto por fin cuestionado”, Escritos, tomo 1, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2018, p. 229.

[7] Cfr. ibíd.  y Lacan J., “El acto psicoanalítico”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2021, p. 395.

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