Inclusiones en la Escuela – por Sylvie Cassin-Agullo – 2025/01/19

INCLUSIONES EN LA ESCUELA

Por Sylvie Cassin-Agullo

2025/01/19


Hoy, la igualdad –uno de los valores de nuestro lema republicano, fundamento de nuestra educación pública y obligatoria– es suplantada por un nuevo significante-amo, el de la inclusión.

La inclusión tiene como objetivo incluir a todos los niños y niñas no ya en la institución escolar, sino en el saber de la escuela, independientemente del sufrimiento psíquico que interfiere en la consideración de una realidad común. Es el saber el que habría que ser reformado en su contenido y en su objetivo. El saber debe estar al alcance de todos[1]. El saber de la escuela se opone al sabellor[2] del sujeto mismo. Vamos a dar cuenta de esta paradoja.

Las paradojas de la inclusión: clase o conjunto

Para distinguir la clase del conjunto, Lacan subraya que toda clasificación procede de una exclusión, debida a la identificación con un rasgo común. Por lo tanto, no hay inclusión sin recurrir a su antónimo, la exclusión: los reptiles no pertenecen a la clase de los mamíferos porque no tienen un mamífero.[3]

Lacan se apoya en la paradoja de Russell para poner de relieve que un todo sólo puede contenerse a costa de perder su propia identidad. Mientras que el barbero está obligado por un decreto municipal a afeitar a todos los hombres del pueblo que no se afeitan y sólo a éstos, ¿qué pasa con el barbero? Si el barbero se afeita, rompe la regla de afeitarse sólo a los que no se afeitan; pero, como resultado, tampoco puede afeitarse. Lacan indica que, como el barbero del pueblo, el significante no puede significarse a sí mismo. Sin embargo, la lógica inclusiva cubre sus propios significantes que circulan en el discurso social.

Significantes inclusivos

Con la idea de la inclusión del saber para todos, surge un nuevo lenguaje que está compuesto por significantes que son válidos para todos y que incluyen al todo.

La profusión de estos significantes llamados inclusivos: género, impacto, cerebro, discapacidad, de carácter inequívoco no tienen la propiedad de ser diferenciales, y su sentido ya no se precisa.

Así, el handicap ha venido a sustituir al sufrimiento psíquico: sea cual sea el sufrimiento particular de los que la padecen, todos somos discapacitados.

Por esta maña, el sufrimiento psíquico, que por naturaleza es subjetivo, queda así reducido al rango de hándicap universalizado como tal. De este modo, la discapacidad cubriría todo el sufrimiento, absorbiéndolo en el Uno.

¿Quién incluye a quién?

Bajo el pretexto de querer eliminar la diferencia y luchar contra la discriminación, la operación de inclusión establece una equivalencia entre estudiante y discapacitado. Sin embargo, un sujeto discapacitado puede ser un estudiante y un estudiante puede ser discapacitado. Este diferencial se suprime en la lógica inclusiva.

En el Seminario La identificación, Lacan retoma esta lógica en el ejemplo de los psicoanalistas-psicoanalizantes. Si es verdad que para ser psicoanalista hay que ser psicoanalizado, no se trata tanto de aprehender al psicoanalista en tanto un psicoanalizado, sino como sujeto de deseo: «¿Qué le importa ser psicoanalista, esto en tanto psicoanalista y no como parte de los psicoanalizados?»[4]

Del mismo modo, podemos decir en relación con la escuela que lo que importa en esta historia de la inclusión es «¿qué le hace a él como sujeto ser confrontado con al saber?»


*Cassin-Agullo S.,  Inclusions à l’école – L’HEBDO-BLOG

[1] “La ley # 2013-595 del 8 de julio de 2013 introduce en el código de la educación la noción de escuela inclusiva”, https://www.vie-publique.fr/eclairage/21890-quelle-inclusion-scolaire-pour-les-eleves-et-etudiants-handicapes

[2] N.d.t.: neologismo entre saber y ello.

[3] Lacan J., El Seminario, libro IX, La identificación, lección del 24 de enero de 1962. Inédito.

[4] Ibíd., lección del 23 de mayo de 1962.

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