La Inclusión y sus Consecuencias – por Stéphanie Cahuzac-Morel – 2025/01/19

LA INCLUSIÓN Y SUS CONSECUENCIAS

Por Stéphanie Cahuzac-Morel

2025-01-19


El modelo inclusivo se inscribe en un contexto de convulsión en los vínculos sociales que ya no se cimenta únicamente en los ideales tradicionales. Teniendo en cuenta que corresponde a la norma común adaptarse al sujeto, se impuso entonces la intención inclusiva en respuesta al desarraigo de los sujetos abandonados. Hoy, asistimos a la exacerbación del aislamiento de estos últimos con su goce, sin la ayuda del Otro para orientarse. Las normas plurales han sustituido así lo universal de la ley simbólica heredada de la función paterna como autoridad que regula, limita y ordena los goces.

Al tratar de localizar las diferentes modalidades de goce por parte de las comunidades, cada una reivindicando su propia norma, la voluntad inclusiva no siempre logra crear un vínculo social debido a la imposible colectivización de los goces. La inclusión fracasa en su intención de hacer totalidad a pesar de un ideal de igualdad para todos que apunta a recuperar la pérdida originaria del sujeto tachado. En consecuencia, buscando abolir la excepción y la pérdida, la lógica inclusiva produce «una serie en desarrollo sin límite y sin totalización»[1] de particularidades, lo que tiene el efecto de reforzar paradójicamente la segregación. El signo + del movimiento LGBTQIA+ es el paradigma. Siempre hay un remanente que se excluye de las particularidades.[2]

Sin embargo, el vínculo social entre los seres hablantes se basa en la consideración de una pérdida, un remanente que se escapa, porque hablamos y tenemos un cuerpo. Fundamentalmente en todos, la relación íntima con el goce es aislante, porque es difícil de descifrar. Esta complejidad propia del ser hablante constituye un real sobre la que siempre estará embadurnado en el encuentro con el Otro. Teniendo en cuenta este punto de lo imposible en su teoría del discurso, Lacan formalizó el lazo social de una manera inédita al basarlo principalmente en el lenguaje[3]. El lazo social se refiere a las condiciones de lenguaje específicas de los discursos que nos han sido transmitidos y que mantienen unidas a las personas en un fondo de no-relación sexual.

El ser excluido, el estatuto originario del sujeto

Refiriéndose a la posición subjetiva de «ser excluido», Jacques-Alain Miller señala la exclusión, que, dice, «la investidura es universal», como «el estatuto original del sujeto, lo que escribe el matema, el sujeto tachado. El sujeto ocurre como (-1), que la libido inviste selectivamente».[4] Así, dividido por su inconsciente y sin encontrar ninguna garantía en el Otro, el sujeto excluido lleva en sí la huella irremediable de su exilio. Es por eso que el psicoanálisis no busca encubrir este exilio subjetivo primordial, sino que, por el contrario, se orienta a operar en la cura, en favor de un bienestar que imprima la singularidad del sujeto y le permita componer con el Otro.

En un contexto en el que corresponde a cada uno producir e inventar su solución para compensar la no-relación sexual, ¿no aparece la inclusión como un intento sintomático de tomar nota del exilio del sujeto en un contexto de negación de la no-relación sexual?


*Cahuazac-Morel S., L’inclusion et ses conséquences – L’HEBDO-BLOG

[1]  Miller J.-A., « Intuitions milanaises [2] », Mental, n°12, mayo 2003, p. 17.

[2] Cfr. De Halleux B., « Une inclusion éclairée », Mental, n°45, junio 2022, p. 14.

[3] Cfr. Alberti C., « En fin de compte, il n’y a que ça, le lien social », in Hulak F. (b./dir.), Lire Lacan au XXIe siècle, Nîmes, Champ social, 2019, pp. 56-57.

[4] Miller J.-A., El hueso de un análisis, Buenos Aires, Tres Haches, 1999.

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