Escurrir el Enigma – por Mathilde Madelin – 2024/10/04

ESCURRIR EL ENIGMA

Por Mathilde Madelin

Por: 2024-10-04


Es una frase que repitió cien veces. Una frase que siempre ha sido una frase.

Escucha la sentencia

En la infancia, tenía dos caras, a la vez un testimonio del abismo entre ella y su madre, y una amarga marca de una separación imposible. Una bravuconería y una queja. Entonces, un día, lo escucha, literalmente. «Las palabras […] se han dado la vuelta para producir un sentido completamente diferente. […] En ella se resolvió todo lo que permanecía inexplicado en nuestras vidas»[1]. Surge una nueva ficción, que reprime, y que resurge varios años después.

A través de su libro Ann of England, Julia Deck hace que el lector experimente el viaje de una frase que marca, allí desde siempre, conocida por el sujeto, pronunciada por ella a los cuatro vientos y, sin embargo, profundamente desconocida. Al principio de la historia, el lector es informado de su existencia, y está al acecho, ansioso por obtener este desconocimiento que se escapa. Cuando el autor finalmente deja que el lector lo aprenda, se da cuenta de que él también lo sabía desde el principio, por supuesto, sin saberlo.

Insistencia de la verdad

Entonces surge la pregunta, tanto para el narrador como para el lector: ¿es verdad?

Un analista de paso le exhorta a renunciar a esta fábula, no sin indicar que incluye un deseo: «Me hace tanto bien que nunca vuelvo a verlo»[2]; otros, en cambio, la empujan a dilucidar el enigma, a denunciar la impostura, el trauma.

Lleva a cabo una investigación sin esperanza ni desesperación, en el curso de las trampas irrisorias y absurdas que le ponen ante ella los abandonos de una medicina inhóspita y la vejez materna. Recorre su singular historia del fracaso de cualquier encuentro: hombre/mujer, madre/hija. Convocada a ser la hija de su madre a la que no le queda palabra pero parasitada por la afasia, responde, respaldada por esta grieta abierta, con el nuevo sentido de la frase, que viste este fracaso fundamental con un velo de verdad mentirosa. Armada con esta sentencia, afronta con deshonrada dignidad la neolengua de la gestión de casos, las ventas del Black Friday al final de la vida, el ya no hay dos, el ya no hay camas: «A pesar del cálculo y de la cifra, el proyecto de cancelación de la lengua no será ratificado por el Consejo Constitucional del cerebro»[3].

Caída del pathos

Después de haber pasado por la prueba, el enigma permanece: no hay una gran revelación, no hay una palabra final. Puesto al revés en todos sus sentidos posibles, parece ser verdadero en el sentido de la consistencia de sujeto que da a quien lo pronuncia. Esta es la fórmula de la falta de ser a través de la cual se aloja en el Otro: «Invento esta historia para dar sentido a lo que no lo tiene, la soledad de la infancia, la eterna rareza de mi madre, los sentimientos mal dirigidos»[4], comenta al final de su investigación. Entonces se da cuenta de la caída, a un lado de su camino, del pathos, ahora vano, de esta frase desplegada y retorcida.


*Madelin M., J54 – Entaille – Mathilde MADELIN (sp1-brevo.net)

[1] Deck J., Ann d’Angleterre, París, Seuil, 2024, p. 19.

[2] Ibíd., p. 228.

[3] Ibíd., p. 248.

[4] Ibíd., p. 246.

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