EL AUTISMO PARA TODOS
Por Éric Laurent
2024-03-02
En un mes, en sólo un mes va a tener lugar el complemento de lo que nos ocupa hoy en el Congreso de la AMP. Es la otra vertiente de nuestra investigación sobre el cambio civilizatorio del síntoma. Exploramos en el Congreso de la AMP esta proposición de Lacan “Todo el mundo delira”[1]. Y hay otra, otra que Lacan no formuló y que nosotros la formulamos después de él: “¿No habría autismo para todos?”.
Para la “Apertura de la sección clínica”, Lacan se dio y nos dio como objetivo verificar hasta dónde las letras que había pulido para explorar la clínica psicoanalítica, S1 -significante-amo-, S2 el saber, a y $, hasta dónde podemos utilizar estas letras para explorar la clínica de la psicosis. Es lo que le ocupa a la Sección clínica desde su apertura. Nosotros también hemos prolongado este aspecto explorando hasta dónde las pequeñas letras de Lacan permiten explorar la clínica del autismo. Y continuamos esa investigación con un gran encuentro cada dos años en donde hacemos un balance de hasta dónde nos hemos servido de manera conveniente de las letras de Lacan para explorar este campo de la clínica del autismo.
Este campo de la clínica del autismo es el lugar de encuentro entre dos movimientos clínicos extraordinarios. Uno es un movimiento de reducción. Hay una reducción autística. No es la misma según las disciplinas. Nuestra reducción autística es una reducción lógica. En efecto, hay -Jacques-Alain Miller lo señala- un autismo fundamental para el ser hablante. Esta reducción autística es muy diferente de lo que es la reducción psiquiátrica que ha tenido lugar. La reducción psiquiátrica ha querido encontrar en el ser humano el síntoma mínimo antes de cualquier otra manifestación psiquiátrica, como el delirio justamente; antes de todo delirio propio a la paranoia, antes de toda alucinación propia a la esquizofrenia, estaba el autismo y su reducción. Inmediatamente luego vino la reducción neuronal. Fue un golpe psiquiátrico, una reducción incluso mayor todavía.
Y luego se acompañó de otro movimiento, un movimiento de expansión. A partir de ese initium de reducción se pasó a la extensión del campo: los trastornos del espectro autista, lo que permitió cubrir una extensión la cual jamás habrían soñado Kanner ni Asperger. Para ello era necesario cambiar los criterios. Y efectivamente, se los han cambiado. Y luego, ahora, están los trastornos neurológicos del desarrollo del cual hace parte el autismo y que es incluso más vasto.
Entonces, la expansión neuro, la expansión psiquiátrica y nosotros mismos nos planteamos la pregunta acerca de nuestra expansión propia, la cual es muy diferente de las suyas, en relación con esta extensión de la clínica del autismo en la cual al mismo tiempo investigamos medir su pertinencia. Esta extensión se hace cada vez mayor en nombre de la igualdad de condiciones, especialmente en la igualdad de sexos.
La particularidad de esto es que la extensión del campo produce un fenómeno muy particular. Esta extensión del campo del autismo, sea cual fuere la modalidad de la cual procede, permite crear una nueva clínica, una clínica que se pretende no-lenguajera, una clínica a la que ya no le atañen las clasificaciones y que no ubica un sistema clasificatorio, sino que procede mediante gradientes, gradaciones, dimensiones, acumulaciones, continuidades en nombre de la naturaleza, de que la naturaleza no conoce saltos.
Entonces, surge un problema epistemológico nuevo. ¿Por qué -si no hay saltos sino gradaciones-, no obstante, un sujeto autista no se vuelve un sujeto psicótico, por ejemplo? Y que hay en la evolución de formas de autismo y de salidas del autismo un sujeto. Pero no por ello, no se cambia la categoría como, por ejemplo, la psicosis.
Entonces, un problema epistemológico en medio de ese campo de gradaciones de continuidades se vuelve hacia nosotros hacia una discontinuidad. Este problema epistemológico de la evolución de las formas en lo que puede ser gradación/continuidad lo exploramos a partir de la manera en que nosotros nos podemos dirigir al sujeto autista -ya que algo tenemos en común con las TCC y los abordajes cognitivo-comportamentales-. Lo que tenemos en común es que no nos situamos en el nivel de las causas. Los cognitivistas no tienen nada que ver con las causas del autismo y se ocupan de rectificar los comportamientos. Nosotros, en relación con las causas del autismo, no nos situamos en ese punto. Nos situamos en la manera justamente de dirigirnos al sujeto autista en su inmersión en el lenguaje, de llegar a mantener una interlocución con él y, a partir de, por una parte, la repetición de lo mismo -S1-, pero también de la extensión de los bordes, de las cadenas, de lo circuitos que trazan la manera en que los objetos son explorados por estos sujetos, exploramos a partir de esto las modalidades del despliegue de las paradojas de esta clínica autística -a la vez la más fundamental y que hoy en día se muestra como la más desplegada en los campos de expansión y reorganización del conjunto del campo clínico-.
Es por esto por lo que esta pregunta sobre el autismo que nos convocará en un mes en esta bienal nuestra concierne a todo el campo clínico propiamente y las reajustes que atraviesa actualmente.
Sean ustedes invitados.
*Laurent É., https://www.youtube.com/watch?v=fQU1cy8FbuM. Último acceso: 2024-03-02.
[1] Lacan J., ¡Lacan por Vincennes! – por Jacques Lacan – 1978/10/22 – PSICOANÁLISIS LACANIANO (psicoanalisislacaniano.com). Último acceso: 2024-03-02.
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