RESPLANDOR DE VOZ[1]
Por Philippe Lacadée
2023-01-27
X:
Buenas noches, Philippe Lacadée. ¿Qué le inspira el título de la Jornada “Padres exasperados-Hijos terribles»?
Philippe Lacadée:
Lo que nos inspiró a nosotros este título -a nosotros, el laboratorio en Burdeos ya que nosotros organizamos una jornada cuyo título era “¡Es complicado!”- es una expresión exclamativa que quería hacer resonar el guion que hay entre “Padres” e “Hijos”. Este guion muestra bien que no se trata de un lazo de causalidad, tampoco de conexión siendo que los dos no están anudados.
¿Por qué este título? Porque me parecía importancia que era en lalengua, no sin el cuerpo, que lo más a menudo en el fuera-de-sentido, en lo que es imprevisto, es ahí que se juega el famoso “¡Es complicado!”.
Este guion indica también la función de apuesta de puesta en juego de la etimología de discurso. El psicoanálisis se interesa por el hecho de que se trata de una cuestión de goce fuera-de-sentido a la vez para el niño, pero también para quienes se ocupan de ellos hay una dimensión de síntoma y es eso lo que aprendemos desde Freud -ya que con el pequeño Hans[2] nos demostró que era en relación con un acontecimiento de cuerpo que tenía para este pequeño niño algo terrible que se vivía en él y que concernía finalmente la cuestión de su sexo y de su existencia ante las cuales no tenía forzosamente una respuesta-. Son justamente estos acontecimientos de cuerpo precisamente los que lo empujan a volverse terrible, a exasperarse. De ahí sus crisis. Exasperando al Otro, el Otro dice: “¡Es complicado!”. Pero hay que saber también cuan complicado es también para él eso terrible que vive en él. Todo esto está ligado a la dimensión de la pulsión que destacó Freud en su libro escandaloso Tres ensayos sobre una teoría sexual[3]. Y es eso que nos hizo hacer valer que hay algo terrible del lado del niño -de dónde aparecen las preguntas- y del lado de los padres -donde vacilan las respuestas-.
¿Qué es lo que nos enseña Lacan? Es que todo eso se asocia, no obstante, con el campo del lenguaje, con lalengua -en una sola palabra-, con el moteralismo. Es decir que eso escapa a algo que tendría que ver con un programa establecido por un desarrollo genético. Es por eso que si hay dificultades [gêne], para nosotros, no es genético, sino que se trata de tratar de captar cómo se puede dar o, en todo caso, reintroducir, la dimensión de un decir.
X:
¿Cómo resuena la palabra «exasperación» en relación con nuestro tema?
Philippe Lacadée:
Hay algo que puede empujar a un sujeto a salir de sus casillas, a salirse de sí y esto se articula con algo que tiene que ver con una dimensión de fuera-de-sentido, una dimensión de una cierta intensidad que tomamos siempre del lado de un goce; es decir algo que escapa al sentido de lo común y puede empujar a ciertos sujetos a un cierto enervamiento y -¿por qué no?- a la agresividad. La intención agresiva supone siempre que hay algo que puede dar la posibilidad de poder entrar en el campo de una significación posible si encuentra un lugar de acogida -como puede ser la palabra en psicoanálisis o padres exasperados que vienen a consultar-, esta dimensión de acogida permite recibir algo de ese objeto a. Es decir que permite acoger algo de ese objeto a que no entra en la significación posible, pero que puede ser acogido por palabras -lo que Lacan llamaba una suerte de convención, de diálogo posible- y eso puede hacer, tal vez, que un sujeto exasperado pueda encontrar algún sentido. A veces la exasperación conduce a un rechazo y a una dimensión que efectivamente tiene que ver con la pulsión de muerte, de querer destruir al otro. Ahí hay que inventar soluciones tratando de tener en cuenta que nos las vemos con una dimensión de lo imposible.
X:
Lacan se planteó esta pregunta. ¿Es fundado -sí o no- esta relación con los padres?
Philippe Lacadée:
Lacan se apoya en lo que está avanzando en ese momento, a la vez su noción de lalengua, pero también el neologismo que había inventado, es decir el moterialismo para hacer captar que lo que funda esa relación se apoya sobre lalengua, es decir la manera en que los padres han destilado -sin saberlo- su modo de hablar. Cuando recibimos niños y adultos también, hay palabras que han tenido un punto de impacto sobre el cuerpo del niño. Los analizantes y los niños no hablan sino de esto porque es, finalmente, la manera en la que sus padres le enseñaron la lengua. El fundamento de esa relación se sitúa en la manera en que los seres hablantes -que no hablan la misma lengua- producen un malentendido. Y en ese malentendido se sitúa el cuerpo del niño que va a vehiculizar esa reproducción. Cuando recibimos niños, algunas palabras, algunas expresiones vinieron a percutir el cuerpo del niño, es decir el modo de presencia sobre el cual el saber, el goce y el objeto le han sido transmitidos.
[1] Podcasts de la JIE7 – Institut Psychanalytique de l’Enfant du Champ freudien (institut-enfant.fr)
[2] Freud, S., “Análisis de una fobia de un niño de cinco años”, Obras completas, tomo X, Buenos Aires, Amorrortu, 2003.
[3] Freud, S., “Tres ensayos sobre una teoría sexual”, Obras completas, tomo VII, Buenos Aires, Amorrortu, 2003.
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