EL TOTALITARISMO DE LAS NEUROCIENCIAS
Por Solenne Albert
2023-01-22
En su texto «De una reforma en su agujero»[1], Lacan se interroga sobre los efectos de las neurociencias en la psiquiatría. Anticipa que la psiquiatría no tendrá más remedio que ser absorbida por el torbellino de la «emoción científica». Especifica que, sin embargo, «ninguna formación es más inapropiada que la del neurólogo para prepararse para la comprensión del hecho psiquiátrico»[2]. Lacan previó los desafíos actuales: la psiquiatría no logrará liberarse del discurso «neuro» que se viste con ropas de ciencia para colgar un desarrollo de capacidades humanas tan exponencial como sus sinapsis.
Dirigiéndose a los médicos, Lacan les advirtió: «La práctica de la medicina nunca ha estado sin un gran acompañamiento de doctrinas. Que durante un tiempo bastante corto, en el siglo XIX, las doctrinas afirmaban ser ciencia, no las hizo más científicas sin embargo»[3]. Esto es lo que estamos tratando hoy, en la clínica del sufrimiento psíquico: un uso abusivo, y falsamente científico, de la neurociencia, que se ha convertido en el nuevo discurso del amo.
Esta tesis neuro, como muestra Hervé Castanet en su libro Neurología versus psicoanálisis[4] es un organicismo, que pretende que la causa de nuestro sufrimiento está alojada, ya no en una historia – singular y compleja, de la que el sujeto necesita hablar – sino en su organismo, particularmente en un cerebro – que falla – que debe ser reparado, mejorado, rehabilitado. Los mandatos terapéuticos resultantes son asombrosos: no hay necesidad de escuchar a los niños, basta con hacerles pasar los tests, para establecer diagnósticos que corresponden a una compensación económica.
En psiquiatría, los presupuestos se asignan a la «rehabilitación psicosocial», que suscribe la causalidad neuronal y propone remediación cognitiva, educación terapéutica y capacitación en habilidades sociales. Estos programas, en los que se prioriza la autodeterminación, están precedidos todos por una evaluación neuropsicológica. Esta tesis neuronal, aplicada a la clínica del sufrimiento psíquico, tiene repercusiones concretas: el terapeuta está llamado a servir el discurso del amo y a convertirse en un consejero, coach o asistente supuestamente «especializado» en la rehabilitación de lo que desde entonces se llama desorden, trastorno, déficit.
El paciente ya no es considerado como un sujeto que dispone de un saber insabido de lo que sufre, y a quien se le debe permitir hablar. Está amordazado por explicaciones «pseudocientíficas» sobre su enfermedad, basadas en un determinismo abrumador.
En «La Tercera», Lacan indica que el futuro del psicoanálisis depende del lugar que los psicoanalistas le darán al concepto de real. A condición de que no cedamos al hecho de que «el síntoma es aquello que muchas personas tienen de más real»[5], y que el síntoma es lo que siempre impedirá que las cosas vayan al ritmo de todo el mundo[6], el psicoanálisis tiene una buena oportunidad de «crecer y multiplicarse.»[7]
Siempre hay algo que patina, que falla, y que hace que el ser humano nunca se deje reducir a un órgano. Nadie superará a este real, ni las neurociencias ni las doctrinas que la precedieron. Estemos advertidos de las «consecuencias irrespirables [del discurso de la ciencia] para lo que se llama humanidad.»[8]
* Albert, S., Le totalitarisme des neurosciences – L’HEBDO-BLOG. Último acceso : 2023-01-22.
[1] Lacan J., « D’une réforme dans son trou », La Cause du désir, n°98, marzo 2018, pp. 9-13.
[2] Ibíd., p. 11.
[3] Lacan J., « La place de la psychanalyse dans la médecine », Le Bloc-Notes de la psychanalyse, n°7, 1987, pp. 9-40.
[4] Castanet H., Neurologie versus psychanalyse, París, Navarin, 2022.
[5] Lacan J., « Conférences et entretiens dans des universités nord-américaines », Scilicet, n°6/7, 1975, p. 41.
[6] Cf. Lacan J., « La Troisième », La Cause freudienne, n°79, octubre 2011, p. 17.
[7] Ibíd., p. 18.
[8] Lacan J., « Le jouir de l’être parlant s’articule », La Cause du désir, n°101, marzo 2019, p. 13.
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