UNA LENGUA MUY SERIA
Por Pénélope Fay
2022-10-21
¿Cuál es esta lengua que permite una equivalencia entre lo que digo y lo que soy? ¿Cómo entender las consideraciones que subyacen en este dico imperioso? Porque, en efecto, existe una concepción singular del lenguaje y de la palabra que haría de estas herramientas sirvientes del ser. Si la «voluntad de identidad»[1] que transmite es su caballito de batalla, en el fondo hay una teoría del lenguaje que oblitera el inconsciente.
El lenguaje como herramienta de dominación
Aquellos que claman que la adecuación entre sus palabras y su ser es una respuesta, explican, a la opresión de la que son víctimas. El wokismo es uno de los nombres de este movimiento de defensa. No es tanto este punto el que vamos a discutir. Más bien, es un cierto enfoque del lenguaje que sirve a esta posición.
Este enfoque se nutre de un pensamiento que se interesa principalmente por el funcionamiento de lo social con el fin de desnudar sus combinaciones, hacer que el asidero se destaque y descifrar los mensajes. Se trata de toda una epistemología: los géneros están más interesados en el orden social que en el orden simbólico.[2]
Ya que, si el lenguaje es una herramienta de dominación, la estructura que lo constituye es muy delgada comparada con la opresión que puede alojarse allí. El lenguaje no puede separarse del mensaje político que transmite; esta es la punta de lanza de la revolución intelectual promovida por Judith Butler. El pensamiento de esta último, así como los movimientos inspirados por ella[3], defienden, de hecho, una concepción decididamente antiformalista del lenguaje. Esto significa que el lenguaje como forma pura, libre de todo mensaje, especialmente político, no existe.
Negación de la función de la representación
Recordemos que la atención dada a la forma es la estructura del lenguaje puesta al descubierto, con sus dos ejes (sincrónico y diacrónico y diacrónico), sus figuras (metafóricas y metonímicas, por citar sólo algunas) y su juego de significantes. Es una atención prestada a la representación que lleva todo significante («Un significante es aquello que representa un sujeto para otro significante»).[4]
Tomar en consideración la forma del lenguaje es aparentemente paradójico en el sentido de que no nos detenemos ahí. Los movimientos del pensamiento de Lacan transmiten esta orientación, en primer lugar porque el goce va más allá de las leyes estructurales. Pero también porque la función misma de la representación transmite una brecha, un intersticio, una falla… Porque estoy representado por un significante, no lo soy de hecho. Porque hablo, lo que digo nunca es exactamente lo que quiero decir. Porque hablo, siento la inadecuación con el decir, que renvía a lo imposible de decir. “Así, lo que se produce con la ex-sistencia del decir es esencialmente la dimensión del au-sentido, una ausencia que remite a lo imposible de escribir de la relación sexual y a lo imposible de decir. Esto es lo que muestra la distancia entre el decir y la palabra».[5]
Ahora bien, es precisamente esta idea la que rechazan los partidarios del dico: el sujeto es realmente el significante que dice ser. Esto muestra cómo el lenguaje se toma literalmente, no en la letra del goce, sino en la letra del ser. También en este caso, la paradoja es evidente: dado que el lenguaje puede ser esta herramienta de dominación, entonces es necesario apoderarse de él y grabarlo en piedra para hacerle servir a este Yo soy lo que digo. Extraña venganza.
Finalmente, quienes refutan el lenguaje en su forma misma, en su forma pura, terminan defendiendo una cierta fijeza, haciéndose sordos a todo lo que pueda surgir detrás de él, a lo que, precisamente, podría desbordar la estructura. Para que el mensaje sea lo más visible posible, para que sea denunciado o defendido y para que llegue a lo universal de un enunciado, la enunciación debe quedar en el camino: «para que el movimiento llegue a lo universal, la enunciación debe volverse más tímida, más tranquila, estabilizarse, que el significante-amo surja.» [6]
A la inversa, interesarse por el lenguaje en su forma misma conduce a vaciar sus juegos y su polisemia, y a oír lo que se agita detrás de él.
Activismo nominativo
Si bien es necesario mirar siempre lo que el lenguaje transmite como un mensaje, y defenderse de él, si es necesario alejarse de la consideración excesiva de su forma misma, se enfatiza el poder performativo del lenguaje. Con lo performativo, dado que los enunciados logran lo que dicen, los actos verbales son exitosos. «En el sistema butleriano, cualquier mensaje que provenga de la sociedad es performativo […] es la idea de que no hay un mensaje neutro en la sociedad, que todos expresan una visión normativa y construyen los géneros»[7] explica É. Marty.
Por eso tenemos que deconstruir todo para poder llamarnos como mejor nos parezca. En El poder de las palabras, J. Butler describe el «terror y la angustia de convertirse en gay o lesbiana […] el miedo a perder el lugar en el sistema de género […] Todos estos miedos constituyen una especie de crisis ontológica que se vive simultáneamente en dos niveles: la sexualidad y el lenguaje».[8] Una de las respuestas derivadas de esta crisis ontológica es el «activismo nominativo»[9] de las personas LGBT, dice É. Marty.
¿Son la literatura y la poesía demasiado «románticas»?
J. Butler critica el «romanticismo» del estructuralismo, el «conservadurismo» del formalismo. Se reivindica una cierta distancia de la literatura y la poesía como «campo estético».[10] En febrero de 2021, un profesor canadiense fue amenazado con ser despedido por leer un poema de Jacques Prévert, «Pour toi mon amour».[11] De hecho, un estudiante se había sentido ofendido por este amor al que el narrador prometió comprar cadenas antes de ir al mercado de esclavos a recogerlo[12]. Un triste ejemplo donde el lenguaje es tomado como un signo, portador de un único significado, el de la dominación (de la esclavitud en este caso). Un punto de bienvenida dado a la forma, a la metáfora, a la polisemia. Como dice Lacan: «La característica de la poesía cuando falla es no tener sino una sola significación, ser un nudo puro de una palabra con otra palabra.»[13]
Un nudo demasiado atado no permite sorpresas, aquellas a las que el inconsciente nos tiene acostumbrados.
*Fay P., Une langue très sérieuse – Ecole de la Cause freudienne
[1] Cfr. el argumento de Éric Zuliani, Yo Soy lo que Digo – por Éric Zuliani – 2022/04/01 – PSICOANÁLISIS LACANIANO (psicoanalisislacaniano.com)
[2] Cfr. Marty É., El sexo de los modernos, Buenos Aires, Manantial, 2022.
[3] Cabe destacar que la propia J. Butler está sorprendida por lo que su libro y sus reflexiones han sido capaces de generar: «No pensé que este libro sería leído por tantas personas diferentes, ni que sería visto como una ‘intervención’ estimulante para la teoría feminista, ni que sería citado como uno de los textos fundadores de la teoría queer. Este libro ha comenzado a vivir su vida mucho más allá de mis intenciones originales y esto podría provenir del hecho de que las condiciones de recepción han cambiado en el ínterin». Judith Butler. « Prefacio a la segunda edición (1999) de Gender Trouble. Feminism and the subversion of identity », Cahiers du Genre, n° 38, 2005.
[4] Lacan J., “Subversión del deseo y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”, Escritos, tomo 2, Buenos Aires, Siglo XXI, 2009, p. 779.
[5] La Sagna P., « La perlocution, l’humain et les espèces », La perlocution, l’humain et les espèces – Ecole de la Cause freudienne
[6] Marty É. & Miller J.-A., Entrevista sobre «El sexo de los Modernos» de Éric Marty – por Jacques-Alain Miller – 2021/03/21 – PSICOANÁLISIS LACANIANO (psicoanalisislacaniano.com)
[7] Ídem.
[8] Butler J., Le pouvoir des mots. Politique du performatif, París, Éditions Amsterdam, 2004, p. 21.
[9] Marty É., El sexo de los modernos, op. cit.
[10] Ídem.
[11] Disponible en Internet.
[12] Fui al mercado de pájaros Y compré pájaros para ti Mi amor / Fui al mercado de flores Y compré flores Para ti, Mi amor / Fui al depósito de chatarra Y compré cadenas Para ti mi amor / Y luego fui al mercado de esclavos Y te busqué, Pero no pude encontrarte, Mi amor.
[13] Lacan J., El Seminario, libro XXIV, « L’insu que sait de l’Une-bévue s’aile à mourre », lección del 15 de marzo de 1977. Inédito.
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