Solenne Albert:
[…]
Y para la primera secuencia que hemos titulado “Extensión y transformación del dominio del autismo”, voy a pasar primeramente la palabra a Valérie Brussières quien va a abrir la primera secuencia. Buenas noches, Valérie.
Valerie Bussières:
Buenas noches. Tengo una primera pregunta dirigida a usted, Patrick Landman. Según usted, el autismo adquiere un rol en el movimiento de despatologización. Si es así, ¿cuál o cuáles serían?
Patrick Landman:
Sí. Evidentemente, tiene un rol y, de alguna manera, partió de eso desde el origen de ese movimiento de despatologización. Y, en los años ’60, el Senado estadounidense decidió mediante un disability act, es decir mediante una ley, que el autismo ya no era una enfermedad mental, sino era un hándicap. Es un momento muy importante de báscula. Es decir, por primera vez un legislador intervenía en un debate -debate que debía haber permanecido como debate científico, entre científicos, clínicos, especialistas-, pero fue la primera vez y ustedes saben que esto tuvo una posteridad importante, incluida en Francia donde el legislador ya no se molesta en intervenir en debates -en particular en el dominio de la salud mental y de la psiquiatría-.
Y también fue un momento de báscula porque esa despatologización -en todo caso parcial- fue anhelada por las asociaciones de padres. Entonces, es la entrada también en la lista de lo que llamamos los «usuarios» y de su poder, de su lobbying y de su influencia en los legisladores y en la opinión pública. Es decir, eso se apoya en un banco de tres pies: lobbying, ataques jurídicos y marketing -vamos a decirlo así-. Nació en los Estados Unidos y luego se prolongó por el continente europeo, particularmente Francia -donde había un deseo de acabar con el psicoanálisis-.
No sé cuánto tiempo tengo para responder. No lo sé. Esto podría ser bastante extenso.
Selenne Albert:
Son cinco minutos.
Patrick Landman:
Muy bien. Perfecto. Entonces me detiene cuando lo sean.
La despatologización desde entonces era un hándicap. Lo que quiere decir que ya no se tiene que tratar o curar un hándicap. Se va a consolidar, se va a tratar de atrapar lo más posible la distancia con la norma, la variación de la norma y ya no se está en el dominio del tratamiento -tal como lo escuchamos en el discurso médico habitual-. Lo que es un poco ambiguo es que, aun así, el autismo permanecía en la clasificación del DSM, es decir en los trastornos mentales. Es decir, al mismo tiempo era un hándicap -lo que sucedió en Francia después, donde también se consideró como hándicap-, lo que hizo que, de cierta forma, los hospitales del día no debían acoger autistas. Ya no lo hacen porque ya no tienen lugares para ellos, pero normalmente así los autistas debían estar en lugares dirigidos por agentes médico-sociales, es decir lugares dedicados a ese hándicap en particular, pero siendo un hándicap. Entonces, ha permanecido como algo ambiguo en la medida en que ha permanecido en el DSM. El autismo sigue en el DSM.
Esa despatologización ha seguido -yo sigo sus etapas- y últimamente tenemos una despatologización -diría- casi general que es muy interesante. En el autismo, hemos pasado de la anomalía cerebral a la neurodiversidad. Es decir que uno es autista o no lo es como si uno fuera diestro o zurdo, es decir por una diversidad neurológica, genética -en todo caso biológica- y eso no sería una patología y tampoco sería necesariamente un hándicap. Habría que adaptarse. Sería necesario que la sociedad se adapte a esa neurodiversidad. Entonces, tenemos también esa forma de despatologización -diría- secundaria que es considerar que se está en la neurodiversidad y no en lo normal o patológico.
Y, luego, diría la despatologización reciente, la nueva etapa de la despatologización que es el espectro. Es decir, que ya no estamos en la categoría. Estamos en lo que se llama «lo dimensional». Es decir, las categorías son construcciones clínicas con bases, a veces, teóricas y que son distintas unas de otras. Así, el autismo de Kanner -lean todo lo que escribió Kanner a lo largo de su vida-, quien pasó mucho tiempo en escribir que la categoría que había escrito -el autismo infantil precoz- para decir -verdaderamente tomó mucho tiempo y mucha energía- que eso no tenía nada que ver con la esquizofrenia infantil. Dicho de otra manera, era su categoría. Luchó contra los psicoanalistas que querían englobar eso en la esquizofrenia infantil. Decía que era otra cosa. En ese sentido, no se equivocó. Eso para mostrar que en esa época el debate era categoría contra categoría -como lo era clásicamente en la psiquiatría-. Ahora, con el DSM 5, se ha pasado a que lo dimensional es el espectro. Más allá del espectro, ahora se tiene los trastornos de neurodesarrollo que engloban los trastornos del espectro autista. Entonces, vemos estrechamente cómo los tratamientos están invadidos por estas dimensiones del espectro.
Y, les anuncio, que la paranoia desapareció totalmente del DSM. Y ahora, lo que se prepara es el «espectro autístico», es decir alguien que tendría un pequeño sentimiento de persecución, lo que va hasta los grandes paranoicos. Estarán en la misma dimensión y el cursor, evidentemente, no estará en el mismo lugar.
Ahora, ¿es totalmente negativo todo esto? Es algo que hay que discutir. Es verdad que esto trae confusiones y es muy perturbador para los clínicos -que somos-, pero diría que lo que es válido -aunque por desgracia es excesivo- es que lo dimensional -creo que Jacques-Alain Miller me quería plantear una pregunta sobre este dominio- es progresista, es decir va contra la pequeña discriminación. Es decir, una vez que estamos todos en la misma dimensión, se puede incluir a todo el mundo. De ahí la inclusión, que no es incluir categorías diferentes, sino incluir a gente que están todas en la misma dimensión. Simplemente habría que hacer esfuerzo. Si uno es alguien que se siente un poco perseguido, no es un gran esfuerzo; si se incluye a alguien que es un gran paranoico, es un gran esfuerzo.
Selenne Albert:
Muchas gracias. Olvidé señalar cuánto tiempo. Lo que usted nos dijo es preciso y nos permite enlazar con la siguiente pregunta, la de Laetitia Bourdet. Laetitia, te propongo plantear la próxima pregunta. […]

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