No Querer Saber Nada, Un Real Para el Psicoanálisis – por Hélène Bonnaud – 2022/10/11

NO QUERER SABER NADA, UN REAL PARA EL PSICOANÁLISIS

Por Hélène Bonnaud

2022-10-11


Hay una paradoja al hablar del rechazo de lo inconsciente. Eso no cambia en anda en que eso ocupe un lugar en la vida de un sujeto. Sin embargo, hoy en día, no es raro que un tal se presente indicando que no cree en él. Viene a ver a un psicoanalista para hablarle, queriendo hacer de él un partenaire ideal que se calla. Se trata de una demanda de palabra que se devana, goce autístico de escucharse hablar. Es el goce del blablablá[1] que Lacan había indicado como la del goce de una palabra sin Otro.

Creer en el inconsciente

Entonces, ¿qué quiere decir creer en el inconsciente? Esta fórmula figura en el final del discurso a la EFP que Lacan pronunció en el momento en el que el pase dividía a los analistas. “El psicoanalista no quiere creer en lo inconsciente para reclutarse. ¿Dónde iría, si se diera cuenta que cree en reclutarse de semblantes en caso de creer en él? El inconsciente, en sí, no hace semblante. Y el deseo del Otro no es un querer de camelo”[2]. ¿Será que al final de un análisis se convierte uno en un increyente de lo inconsciente? Lacan planteaba la pregunta a aquellos que vieron en el pase un reclutamiento que no estaba fundado en la experiencia del analista, sino en aquella del inconsciente como saber y que el pase quiere explotar.

No creer en él

La frase que da el tema a nuestra Jornadas, “Yo soy lo que yo digo”, equivale a un cierre del inconsciente. Éste, en efecto, no se devela a partir de una afirmación que se formula sobre el modo tautológico, sino más bien a partir de un “yo no soy”, que inaugura una demanda de ser dirigida al analista. Le hace un llamado al Otro para constituirse parte que toma un deseo de saber. Eso no significa que, no obstante, bajo la demanda, el rechazo de lo inconsciente no esté en juego. Así, Lacan en el Seminario XI indique que “la presencia del analista es en sí una manifestación de lo inconsciente”[3], añadiendo que “que cuando en nuestros días se manifiesta en ciertos encuentros como rechazo del inconsciente -es una tendencia, y confesa, en el pensamiento que algunos formulan – esto también hay que integrarlo al concepto de inconsciente.”[4]

Entonces, hay lugar para tomar a la letra el hecho de que la manifestación de un rechazo de lo inconsciente no puede no ser integrado al concepto de lo inconsciente. De esta manera, ¿qué deriva de esto?

El inconsciente, una hipótesis

Para Freud, el inconsciente es una hipótesis y ese término conviene bien a esa idea de un rechazo de lo inconsciente, del hecho de que no está demostrado que su existencia sea verdadera. Rechazar la hipótesis del inconsciente se dirige también al analista. Hace entonces síntoma, hipótesis que hará el analista, redoblando así el fundamento freudiano. Hablar de sí es del registro del psicoanálisis que preconiza, desde su invención, que una sesión de análisis consiste en dejar a la palabra decirse libremente. Sin embargo, si la palabra es libre, el psicoanálisis pasa al molinete de sus fracasos. Cuando sobreviene un lapsus, algo se dice a pesar del sujeto. hay una apertura de lo inconsciente. El lapsus, es el inconsciente mismo, en el sentido en el que viene a interrumpir el goce del blablablá, es el inconsciente tomado en delito flagrante de insabido. Pero además es necesario el analista para subrayarlo. Es ahí que es esperado, si está bien posicionado aquel que quiere reclutarse a partir del inconsciente. Creer en él no es suficiente, hay que soportar ese peso. Es decir que, para el psicoanalista, el inconsciente no es una idealidad sino una hipótesis a la cual da un peso y cuya presencia encara un sinthome.[5]

El rechazo de lo inconsciente, un síntoma real

Si el inconsciente no hace semblante, entonces hay que creer en él. Es en eso que el rechazo de lo inconsciente se entiende como rechazo de saber en el sentido del inconsciente cuya Verneinung, traducida por denegación, toma forma de un confesar[6], como en el enunciado, “No vaya usted a creer que”[7], citado por Lacan.

“Yo soy lo que yo digo” es ciertamente una intimación hecha al sujeto frente a la exigencia de asignación propia de nuestra época. Uno debe saber quién es y lo que uno quiere. La elección de lo inconsciente aparece como sobrepasada, ahora que el amor consiste en algoritmos y el goce en adicciones múltiples. Así, el goce del blablablá concierne particularmente al discurso actual en el que el síntoma es goce adictivo, la palabra en sí se inviste de él. Esas demandas donde el inconsciente es rechazado se instituyen por el hecho de que hablar es equivalente a gozar, como lo indica Lacan:

el inconsciente no es que el ser piense, […] – el inconsciente es que el ser, hablando, goce y, agrego yo, no quiera saber nada más de eso. Añado que esto quiere decir: no saber absolutamente nada.”[8].

La reacción terapéutica negativa

Las histéricas de Freud no quería tampoco que se interprete su inconsciente. Freud las ponía a prueba para saber lo que de él descifraría. A veces no apuntaba el buen momento, de ahí la reacción terapéutica negativa[9] que venía a decir “stop, ahora, ya es suficiente”. Es ese modo del “stop, ya es suficiente” que hoy en día prevalece ya que hubo abuso de interpretaciones. De ahí el efecto de esterilización del discurso analítico y la reacción negativa que de ahí sigue. Se trata de una defensa contra el saber impuesto. Es también uno de los nombres de lo real de Lacan, lo que no puede interpretarse, lo que resiste al síntoma. Ahí donde la reacción terapéutica negativa señala el rechazo del sentido, Lacan hizo del inconsciente real otra vía en la cual ciertas denegaciones marcan el índice de que uno se acerca a él. El rechazo de lo inconsciente es uno de los nombres de lo real del psicoanálisis.


Bonnaud H., “Ne rien vouloir savoir, un réel pour la psychanalyse”, Ne rien vouloir savoir, un réel pour la psychanalyse – J52 – Je suis ce que je dis (causefreudienne.org). Último acceso: 2022-10-11.

[1] Lacan J., El Seminario, libro XX, Aun, Buenos Aires, Paidós, 2007, p. 71.

[2] Lacan J., “Discurso en la EFP”, in Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 299.

[3] Lacan J., El Seminario, libro XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 2007, pp. 131-132.

[4] Ídem.

[5] Lacan J., El Seminario, libro XXIII, El sinthome, Buenos Aires, Paidós, 2007, p. 131.

[6] Lacan J., “Función del psicoanálisis en criminología”, in Escritos, tomo 1, México, Siglo XXI, 2009, p. 131.

[7] Lacan J., “Acerca de la causalidad psíquica”, in Escritos, tomo 1, México, Siglo XXI, 2009, p. 177.

[8] Lacan J., El Seminario, libro XX, Aun, op. cit., p. 128.

[9] Freud S., “Análisis terminable e interminable”, in Obras completas, tomo XXIII, Buenos Aires, Amorrortu, 2003.

Deja un comentario