HABLAR NO ES DECIR
Por Françoise Haccoun
2022-10-09
En el dispositivo analítico, la palabra no es una portadora de una verdad sin equívoco. Lo que importa, no es la adecuación de lo que es dicho a la realidad -ésta siendo construida-, sino el valor de ciertos significantes que tejen, de manera insabida de aquel que habla, la red que constituye el saber inconsciente.
Hay el campo del lenguaje. Hay la función de la palabra. Lacan interroga primeramente la palabra del sujeto “en la medida en que ésta no consiste solamente para el sujeto en decirse, […] sino en hacerse reconocer”[1]. La palabra es un acto de reconocimiento y de comprometimiento. Toda palabra llama a una respuesta, sea ésta silenciosa. Es en los alrededores de la palabra que el analista va a intentar dar con lo que el paciente disimularía con sus artimañas, subterfugios, artificios y fintas. Es ahí que el hiato entre el yo soy y el yo digo intervienen. Haciendo hablar a la verdad[2], Lacan, del resto, no escribe sino la verdad dicha.[3]
En el exergo del Seminario, libro XVI, el hiato insiste. Lacan indica que “La esencia de la teoría psicoanalítica es un discurso sin palabra”[4]. Es un discurso, llevado por el lenguaje, pero tomado en una lógica discursiva. He ahí lo que aparta de entrada toda “parloteo” y todo “proceso de interlocución”.
Lo que se dice / Lo que se escucha
No se trata de comprender sus dichos, sino de escuchar “los giros de lo dicho”. Esa distancia entre lo que se dice y lo que se quiere decir deja lugar a la interpretación. Posicionaría la equivalencia yo soy lo que yo digo en ese registro. La distancia está aquí pegada, anulada, y nutre el sentido. Ese sintagma erradica el agujero de lo simbólico necesario para la producción del S barrado.
Cada discurso se sitúa entre decir y dicho. Lacan da una orientación de ello en “El atolondradicho”: “Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que oye”[5]. Decir está del lado de la enunciación mientras que el dicho está del lado del enunciado. ¿Qué indica el empleo del modal “que se diga”?
El verbo de esa proposición está en subjuntivo y esa proposición es también sujeto de un verbo en indicativo. El indicativo es el modo de la aserción mientras que el subjuntivo expresa posibilidad, suspensión de valor asertivo. Que de diga/decir deviene entonces una contingencia que captar. El decir se sitúa sobre la dimensión modal[6] de la existencia, es decir fuera de lo verdadero/falso.
Para Lacan, en 1973, “toda palabra no es un decir, sin que toda palabra (si fuera un decir) sería un acontecimiento”[7]. Subrayemos: un decir es del orden del acontecimiento. Esto nos permite plantear que hay eco de la palabra en el cuerpo. Ahí donde eso habla, eso goza[8] pone el acento sobre el hecho que la palabra sirve menos a la comunicación que al goce. Ella es resonancia y materia que liga el sonido y el sentido. “”[9]. Aquí estamos muy lejos de la identidad asertiva del sintagma “Yo soy lo que yo digo”.
Haccoun F., « Parler n’esta pas dire », Parler n’est pas dire – L’HEBDO-BLOG. Último acceso: 2022-10-09.
[1] Lacan J., “Discurso de Roma”, in Otros escritos, Buenos Aires, 2021, p. 150.
[2] Lacan J., “La cosa freudiana o el sentido del retorno a Freud en psicoanálisis”, in Escritos, tomo 1, 2009, p. 386.
[3] Lacan, J., El Seminario, libro XVI, De una Otro al otro, Buenos Aires, Paidós, 2017.
[4] Ibíd., p. 14
[5] Lacan J., “El atolondradicho”, in Otros escritos, op. cit., p. 473.
[6] La enseñanza de Lacan utiliza los cuatro atributos de la lógica modal clásica: lo necesario, lo contingente, lo posible y lo imposible.
[7] Lacan J., El Seminario, libro XXI, Los no-incautos erran, lección del 18 de diciembre 1973, inédito.
[8] Lacan J., El Seminario, libro XX, Aún, Buenos Aires, Paidós, 2017, p.
[9] Lacan J., El Seminario, libro XXIII, El sinthome, Buenos Aires, Paidós, 2017, p.
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