Lacan o una Historia Francesa del Psicoanálisis – Entrevista a Jacques-Alain Miller y Catherine Millot – 2022/05/21

LACAN O UNA HISTORIA FRANCESA DEL PSICOANÁLISIS

Entrevista a Jacques-Alain Miller, Catherine Millot, Boris Cyrulnik y Daniel Mesguich por Émile Malet

2022-05-21


Émile H. Malet:

Bienvenidos a “Ideas que gobiernan el mundo”. Vamos a hablarles de “Lacan o una historia francesa del psicoanálisis”. Sería necesario más de una emisión para evocar la personalidad del Dr. Lacan, psicoanalista e intelectual francés a quien debemos el mérito de haber prolongado la obra y la clínica de Freud en lo fecundo de su propio pensamiento. Si el genio vienés creó e psicoanálisis, hay un estilo con Lacan que permitió perennizar en Francia y el extranjero la ciencia de los sueños y del inconsciente dotándola de un discurso analítico completamente inédito y que suscitó la admiración de grandes mentes de su época: Michel Foucault, Claude Lévi-Strauss, Roman Jakobson, Louis Althusser; y varios artistas: Picasso, Dali, Fellini, Woody Allen y, más cerca de nosotros, Arnaud Desplechin.

Lacan no resume para sí la historia francesa del psicoanálisis, pero es sin argüir una figura capital -inigualada, como veremos-. En todo caso, es la mente más original incluso hasta parecer adelantado, barroco, extraterrestre incluso al mismo tiempo que suscitó admiración y controversia. Fallecido en 1981, Lacan transmitió su pensamiento con sus Escritos y oralmente a través de varios seminarios. Su herencia permanece viva en Francia y en el extranjero en el seno del psicoanálisis, así como en el campo de la cultura y de las artes. Pero más allá de sus fieles, así como a aquellos que lo critican, el mundo está lleno de ideas lacanianas que se han vuelto locas. Es el destino de los grandes innovadores.

Para hablar de ello les presento a mis invitados.

Jacques-Alain Miller. Usted es psicoanalista y fundador de la Escuela de la Causa Freudiana. Boris Cyrulnik, usted es neuropsiquiatra y escritor. Catherine Millot, usted es psicoanalista y escritora. Daniel Mesguich, usted director y exdirector del conservatorio

«Tengo horror del principio de autoridad. No es porque un hombre se llame Bossuet, Voltaire o Auguste Comte que tiene razón.»[1]

Comencemos con el Lacan, el Lacan íntimo, el Lacan in time, el hombre que era a la vez moderno y de su tiempo. Comencemos con el hombre de carne y hueso que fue Jacques Lacan, lo que predomina en el retrato familiar del futuro gran intelectual y clínico genial.  

Jacques-Alain Miller:

Escuche. En la intimidad era muy amable. Y tenemos el testimonio de ello en el volumen que publiqué este año. Tenemos el testimonio de dos españoles que se ocuparon su casa de campo donde iba todos los fines de semana, donde pasaba el mes de agosto. Y usted verá ahí al hombre tranquilo, encantador, calmado y respetuoso de los demás que era. En su práctica profesional era más técnico y su fiel secretaria Gloria explica que todas las puertas de la 5 Rue de Lille -donde ejerció- están agrietadas porque él las cerraba de golpe y luego ella también. Así que estaban un poco maltrechas.

Émile H. Malet:

¿Usted diría lo mismo, Catherine Millot? Usted que lo conoció bien.

Catherine Millot:

Claro, yo me codeaba con él, lo acompañe a partir del ’72, es decir hace 50 años. Es también en esa época donde conocí a Jacques-Alain Miller. Fue ya hace 50 años. Sí, el Dr. Lacan era alguien muy gentil. Estoy completamente de acuerdo con eso.

Émile H. Malet:

¿Tiene un recuerdo preciso del cual muestra lo amable que era? Porque tenemos una imagen de Lacan caprichoso, enervado, inesperado, etc…

Catherine Millot:

Sí, podía serlo también, un hombre con cierta cólera. Pero ese cólera no era contra las personas, era más bien contra los elementos, contra las cosas o que el taxi llegara tarde, o un semáforo en rojo. Pero no estaba dirigido contra la gente. Y era alguien también que tenía esta particularidad de no hacerte críticas, críticas o reproches. La única crítica que me hizo durante varios años de asistencia fue que a veces hacía lo que me placía. Así que hay que decir que pensé que era normal hacerlo. Además, creo que él también lo hacía.

Émile H. Malet:

En su opinión, Daniel Mesguich, un personaje como Lacan, del que sabemos que tenía un lado barroco en su estética, usted que es director en escena que sabe de ello, ¿quería él quería aparecer como artista también – una dimensión artística del personaje-?

Daniel Mesguisch:

Hemos investigado un poco a propósito de Benoît Jacquot, quien ha rodado…

Émile H. Malet:

El director de cine…

Daniel Mesguisch:

Benoît Jacquot habría dicho que Lacan era un gran actor. Creo que no. Creo que no por varias razones. Primero porque objetivamente la voz muy débil con las finales que se pierden, las pausas legendarias entre un punto y otra palabra que duran tres horas y media. Uno podía en escuchar crecer la hierba mientras guardaba silencio. El hecho de burlarse perdidamente sobre por saber si fue entendido o no todo. El asunto era su decir. Decía que le importaba poco si la gente lo hacía, etc., etc. Entonces, no creo que fuera un gran actor en absoluto, pero Benoît Jacquot dijo que era un contactor porque mezclaba dos cosas: el gran intelectual Jacques Lacan -innegablemente- y actor porque él lo había filmado. No hay que mezclar cosas. Así que en mi opinión no.

Émile H. Malet:

Boris Cyrulnik, un pequeño recuerdo. ¿Puedes acordarse solo de un recuerdo cuando conoció a Jacques Lacan? Un recuerdo de ese encuentro. Luego volveremos a otro punto…

Boris Cyrulnik:

Éramos amigos. Era un excelente jefe de clínica. Era amigo de Robert Messimy, quien era mi asistente cuando era pasante en neurología en París. Vino a hablar de neurología con Messi Bideau. Es un Lacan un poco atípico que conocí.

Émile H. Malet:

Bien, tendremos la oportunidad de hablar de ello. Jacques-Alain miller, quisiera escucharlo.

Jacques-Alain Miller:

Sí. Me gustaría explicar a Daniel Mesguich por qué Benoît Jacquot dijo eso. Benoît Jacquot dirigió el único programa de televisión que tiene Lacan aceptó porque simplemente al encontrarse una vez con Benoît Jacquot se ganó su simpatía de inmediato. Entonces, Lacan presentó en el estudio y se le planteó una pregunta que comenzó a responder en el estilo que usted describe. Lo que no estaba nada bien para filmar. Y entonces le dije: “Doctor, va a ser necesario que usted escriba su texto”. Y durante una semana -todas las noches- traía gentilmente lo que había escrito durante el día -eso para decir lo agradable que era-. Y luego tenía que interpretar ese texto. Lo interpretaba. Y pienso que es por eso por lo que Benoît Jacquot dijo que fue un gran actor.

Por otro lado, en su seminario, hay alguien que no perdió ni uno solo, que fue a todos estos seminarios y que me lo dijo. Él me reprochó no haber filmado ese seminario. Es Philippe Sollers.

Émile H. Malet:

Iré un poco más lejos con usted, Jacques-Alain Miller. Conocemos sus lazos de familia con Lacan…

Jacques-Alain Miller:

Soy su yerno. Las demás personas no los conocen necesariamente…

Émile H. Malet:

Usted se casó con su hija, una de sus hijas, Judith. Conocemos el famoso apóstrofo de la familia de Jean-Paul Sartre: “Familia, les odio.”

Jacques-Alain Miller:

No creo que es Jean-Paul Sartre, es Gide.

Émile H. Malet:

Es Gide. Fue una confusión. Pero Sartre estaba un poco en el mismo registro.

Jacques-Alain Miller:

No, para nada. Adoraba a su madre. Sartre vivía con su madre. Me encontré con Sartre cuando tenía 16 años y me abrió la puerta. Y tenía a su madre en el apartamento.

Émile H. Malet:

Bien, entonces la relación de Lacan con su propia familia. ¿Cómo era?

Jacques-Alain Miller:

Mi mujer me contó que vio a su padre llorar solo una vez por la muerte de su madre. Escribió muy amablemente a su padre -tenemos el testimonio de ello en el volumen que salió- cuando tenía 17 años: “Mi pequeño papá”, etc. Además, tenía un hermano sacerdote…

Émile H. Malet:

Del que vamos a hablar justamente…

Jacques-Alain Miller:

...y mantuvo con él una correspondencia. Tenía por el hermano o mostraba mucho afecto. Para su hija, Judith -mi mujer-, creo que se puede decir que ella era su preferida. Lo que no le impedía ir a ver a sus hijos del primer matrimonio.

Émile H. Malet:

¿Usted o Judith lo tuteaban o lo trataban de usted?

Jacques-Alain Miller:

Ambos utilizábamos el «usted», ella para dirigirse a su padre, yo a mi suegro.

Émile H. Malet:

Bueno. Sigamos un poco con este lienzo de Lacan para saber lo que pensaba. Jacques-Alain Miller acaba de hablar de su hermano, quien era dominicano -creo-. No había la sombra de una creencia religiosa en Lacan sin descuidar, no obstante, la lectura de textos religiosos. Decía: “El ateo no es el que niega a dios, sino el que no es siervo de ningún dios”. Es algo muy diferente. ¿Acaso esta sutileza más profana que anticristiana muestra su relación con el cristianismo, la religión y no era un ateo clásico? ¿Qué piensa usted, Catherine Millot?

Catherine Millot:

Creo que, sobre su ateísmo, había dicho de ser ateo algo un poco como Sartre -quien dijo la misma cosa-, que ser ateo es trabajo largo. Para Lacan, el ateísmo no podía ser alcanzado sino al final de una larga ascesis psicoanalítica. Eso es lo que recuerdo. Es decir que básicamente se puede llegar al ateísmo, pero al final de un largo trabajo y de una larga ascesis.

Émile H. Malet:

¿Qué es lo que piensa, Boris Cyrulnik?

Boris Cyrulnik:

Me codeé con René Girard, quien era un francés, profesor en los Estados Unidos y que amaba mucho Lacan y quien lo invitó a venir a los Estados Unidos. Lacan entró en América del Norte y del Sur más por René Girard que por su hermano dominicano.

Jacques-Alain Miller:

Lacan tuvo muchos problemas para entrar en Estados Unidos y aún no se ha hecho. Por mi parte, creé una Asociación Mundial de Psicoanálisis, que es la segunda red psicoanalítica mundial después de la IPA -creada por el propio Freud-. Nosotros somos solo 10% de esos miembros. Pero estamos muy presentes en Latinoamérica, en Europa, pero no en Alemania ni Austria -por razones de la legislación de estos países-. Y en los Estados Unidos muy poco presentes. Hay solo un grupo muy pequeño.

Básicamente allí, la persona que es heredera de algo de Lacan, pero en el sentido que usted mencionó como “ideas lacanianas que se volvieron locas” es Judith Butler, aquella que inventó “la teoría de género”, entre comillas.

Émile H. Malet:

Pero en el plano de la religión, ¿diría que era más agnóstico que ateo? Porque su cultura religiosa no era poca.

Jacques-Alain Miller:

En lo absoluto. Tenía mucha importancia para él. Fue criado en el Colegio Stanislas. Conocía muy bien a los padres de la iglesia, los evangelios. No se le puede reprochar nada en eso. Así, los jesuitas habían apostado por Lacan contra los otros grupos psicoanalíticos y en particular la Sociedad Parisina, aun si había 12 jesuitas en la Escuela de Lacan. A partir de cierto momento se decepcionaron cuando Lacan puso en primer plano la lógica matemática en el momento en que comenzó a enseñar en la Escuela Normal por invitación de Althusser. Entonces, los jesuitas estaban muy decepcionados y -mala suerte para mí- me atribuyeron ese cambio de Lacan, aunque realmente no tuve nada que ver con eso.

Émile H. Malet:

Pero en el nivel religioso, ¿es exacto que habría disuadido a su hermano de entrar en las órdenes -como se dice-?

Jacques-Alain Miller:

En cuanto a lo que sé, en efecto, pensaba que no era la mejor manera -¿cómo  decirlo?- de valorizar sus talentos. Dicho esto, una vez que se hizo la elección, la respetó plenamente.

En relación con la pregunta que me planteó, estoy completamente de acuerdo con Catherine. Me acuerdo de una frase dirigida a su seminario donde ponía a todos en el desafío de demostrar que él no creía en dios, puede ser en Santa Claus.

Émile H. Malet:

Sí, Daniel Mesguich.

Daniel Mesguich:

Se lo decía hace un momento a Boris Cyrulnik. Aquí tengo el rol de ingenuo ya que no soy analista, no soy clínico. Pero lo poco que sé de Lacan, lo poco que comprendo me hace pensar era ateo como sólo un católico lo puede ser. Es decir que su ateísmo era católico. No quiero embarcarme -¿cómo decirlo?- en atracaderos demasiado teóricos que yo no podría llevar a su final -sin duda-, pero lo real lacaniano es el paraíso, ¿no? Es una suerte de paraíso cristiano.

Jacques-Alain Miller:

Eso es verdaderamente original.

Daniel Mesguich:

No sabía que Lacan era ateo y siempre lo he leído como un católico -como René Girard- como un católico que es inteligente y que, por ende, no es ni beato ni idiota, por supuesto, pero católico sí finalmente.

Jacques-Alain Miller:

No sé si era ateo propiamente hablando. Dijo que Dios era inconsciente, una frase muy compleja para desarrollar.

Daniel Mesguich:

Era lo que quise decir.

Jacques-Alain Miller:

Pero si era ateo, no era como los demás ateos.

Émile H. Malet:

De la religión a la política hay una pasarela. Hoy en día se tiene la tendencia a decir que no se es ni de izquierda ni de derecha. Catherine Millot, no sabemos si Lacan era de izquierda o derecha, pero veamos si estaba del lado freudiano. Freud decía: “La política arruina el carácter”. ¿Diría que en ese sentido él era freudiano?

Catherine Millot:

Lo que podría de decir en todo caso es que leía Le figaro

Jacques-Alain Miller:

Pero durante la guerra de Argelia, leía L’express y L’observateur.

Catherine Millot:

Pienso que su costado de izquierda es el de haber apoyado el movimiento de liberación argelino y luego, más tarde, diría que…

Jacques-Alain Miller:

Pero allí, Catherine, creo que es decir demasiado. En la familia…

Catherine Millot:

Sí, apoyaba a su familia.

Jacques-Alain Miller:

…se pagó con años de prisión por parte del primo de Judith, Diego Masson -el director de orquesta- que pasó tres años en prisión por ser del OFLN. A los 17 años, Judith entró en ese baile. El Dr. Lacan sabía perfectamente lo que estaba pasando en casa. Nunca dijo una palabra en contra. Es demasiado decir que apoyaba el movimiento, pero no hizo nada en contra de los enrolamientos de su hija.

Émile H. Malet:

Entonces, era moderno antes de hoy ya que vamos desde L’Observateur a Le Figaro. Es eso.

Catherine Millot:

Pero pienso también que apoyó activamente a Laurence, que fue quien estuvo en prisión…

Émile H. Malet:

Laurence, ¿podríamos decir qué Laurence?

Jacques-Alain Miller:

Estuvo solo tres meses y él le dirigió la fotocopia de su seminario La ética del psicoanálisis. Vi el ejemplar de Laurence que era: “A mi Antígona”.

Émile H. Malet:

Boris Cyrulnik.

Boris Cyrulnik:

Creo que Lacan era maurrasiano no por amor a la lingüística porque eso le permitió descubrir la lengua tal como lo encontró más tarde con Jakobson. Entonces, no fue tanto por amor a la ideología, sino que fue por amor a la lengua.

Jacques-Alain Miller:

Sí. Eso me parece discutible. Tenemos una carta de Madame Daudelle dirigida a Maurras que dice que conoció a un joven lleno de fuego cuyo nombre es Jacques Lacan y que le gustaría ir a África para desarrollar y difundir la doctrina correcta. Entonces, no es exactamente un amante de la lengua tal como presentó en todo caso a Madame Daudelle.

Émile H. Malet:

Gracias. Una palabra más y pasamos a la pausa.

Daniel Mesguich:

Tenía solo una pregunta para Jacques-Alain Miller. Entonces, cómo explica que todos los maoístas de los años ’70 estaban enamorados de Lacan.

Émile H. Malet:

Como Jacques-Alain Miller…

Jacques-Alain Miller:

Fue en su juventud que era maurrasiano -como yo que era maoísta-. Uno no se detiene necesariamente en sus compromisos de juventud, tras lo cual siguió como hombre de derecha a su manera y yo, entre comillas, como “hombre de izquierda”, aunque como dije hace varios que el hombre de izquierda había muerto.

[Música]

“El hombre que habla, el sujeto desde que habla, está ya por esa palabra implicado en su cuerpo”

Émile H. Malet:

El psicoanálisis lacaniano es ante todo un discurso inédito con metáforas que se encadenan y que esclarecen la personalidad del sujeto. Se ha dicho que es un pensamiento que autoriza a pensar. ¿Le ha autorizado a pensar, Catherine Millot?

Catherine Millot:

Es Lacan como persona que era un hombre quien daba la idea de lo que sería ser libre y ser libre es -de cierta manera- hacer libre a los otros. En cualquier caso, es lo que encontré y experimenté a su lado. Era que su libertad me hacía.

Émile H. Malet:

Pero haciéndola libre, ¿eso le autorizaba pensar más libremente sobre las cosas?

Catherine Millot:

Sí. Yo me autorizaba a decir lo que pensaba, en todo caso.

Émile H. Malet:

Por ejemplo, cuando alguien no le caía, ¿usted le manda a volar? ¿Cómo era?

Catherine Millot:

Bueno, eso sí es un ejemplo cortés. [risas]

Émile H. Malet:

Era un ejemplo. Porque es interesante saber ese efecto sobre el pensamiento, de cómo autoriza pensar el psicoanálisis lacaniano y el personaje emblemático de Lacan.

Catherine Millot:

Bueno, hay que decir que era un analista. Y era alguien que nunca censuraba. Él le dejaba completamente libre, también.

Émile H. Malet:

Entonces, su ejercicio está en una dimensión privada.

Catherine Millot

Completamente.

Émile H. Malet:

¿Y usted qué piensa de esto, Boris Cyrulnik? Usted, que es médico, ¿no es la quintaesencia del médico que alguien autoriza a pensar escuchando?

Boris Cyrulnik:

Me vi obligado a descubrir a Lacan porque soy un arque-psiquiatra. Me gradué en el año del ‘68 años y era la época en que para convertirse en psiquiatra estábamos aprendiendo neurología. Así que me recibieron en el instituto de psicología. Había un concurso en ese momento y se me recibió porque el tema planteado era sobre la médula espinal. Así que los psicólogos y psicoanalistas no sabían mucho en el terreno de la médula espinal. Así que había una organización absurda y la única manera de tratar de entender a los otros, es decir para darles la palabra, era el psicoanálisis. Así que no pude escapar a Freud y a Lacan. No estoy descontento por ello, pero eso era parte de la formación. Yo estaba en un forzamiento porque o era neurología o el psicoanálisis.

Émile H. Malet:

¿Usted lo leyó a partir de qué época?

Boris Cyrulnik:

En el ‘64 me nombraron. Entonces, empecé a leer a Lacan en el ‘64.

Émile H. Malet:

¿En esa época era interno y desde esa época lo leyó?

Boris Cyrulnik:

Sí, eso es. Yo era interno en neurología y bien, se nos explicaba a la esquizofrenia por la neurología -lo que era bastante criticable- o bien tratábamos de encontrar una solución en el psicoanálisis y todos los pasantes iban a encontrar la solución mientras se formaban en psicoanálisis. Esto para poder crear precisamente nuestra palabra e poder intercambiarla con los otros.

Émile H. Malet:

Jacques-Alain Miller, sobre esta autorización a pensar. ¿Le aportó algo en esta área?

Jacques-Alain Miller:

No, yo me había autorizado a pensar antes de leer a Lacan. A propósito de lo que detenía o no, salvo excepción él no detenía a las personas en sus proyectos -los menos osados- con el fin de que ellos se choquen contra un real y que no se hubieran ellos mismos refugiado detrás de la prohibición les habría sido formulada por un amo. De ahí que este hombre al que Catherine y yo calificamos como muy gentil sea también el que dijo: “No tengo buenas intenciones”. Es algo que se ha tomado mal, pero simplemente significa que el infierno está pavimentado con buenas intenciones y que él no tenía la intención de pavimentar el infierno.

Émile H. Malet:

¿Qué es lo que le aportó a usted, Daniel Desguich? Aunque no sea practicante, pero usted ha leído a Lacan.

Daniel Desguich:

No soy practicante. Escuchaba la expresión “hacer lo que me plazca” que Catherine mencionó hace un momento. “Usted no quiere sino hacer lo que le plazca”. Es una frase de psicoanalista. [risas] Creo que me trajo mucho finalmente, de nuevo indirectamente porque no estaba absolutamente conectado con los textos de Lacan, incluso si he leído mucho los seminarios que se ha transcrito -tengo muchos de ellos-. Traté de leer también los Escritos -es algo que va más allá de mis capacidades, pero creo que me ayudó mucho porque me ayudó -¿cómo decirlo? Ustedes dieron “libre”, no sería la palabra que yo usaría-, pero en cualquier caso me ayudó a escuchar, a tener un oído más ejercitado simplemente. En cuanto a Freud, él me hizo descubrir lo que en el teatro llamamos la interioridad, es decir el inconsciente sin duda. Y Lacan me hizo escuchar primeramente los significantes, las propias frases que se han pronunciado en los textos, etc., y por ende sí, eso me ayudó mucho.  

Émile H. Mlalet:

Voy a tomar una serie de expresiones lacanianas que por lo común de los mortales aparecen como abstrusas y ustedes nos dirán en algunas palabras lo que esto significa.  He tomado algunas. Jacques-Alain Miller, ¿el parlêtre qué quiere decir?

Jacques-Alain Miller:

Es simple. El ser hablante está contraído y en lugar de tener dos palabras tiene una sola, lo que es evidentemente un neologismo muy difícil de traducir a otros idiomas.

Émile H. Malet:

Muy bien. Entonces a usted, Boris Cyrulnik, el deser. ¿Qué le quiere decir eso a usted?

Boris Cyrulnik:

No me quiere decir porque es la primera vez que escucho esta expresión, pero del deser, diría que para nosotros en la etología la condición del ser viviente es de ser, pero para nosotros, los seres humanos, hay el ser biológicamente y además hay el ser por la palabra. Entonces, como se hablaba hace un instante, cuando hay seres humanos que porque viven sin palabras -son los afásicos, son los bebés, son los enfermos de Alzheimer- siguen siendo humanos, pero permanecen en un mundo humano sin palabras, lo que es bastante difícil de entender -y es absolutamente apasionante-. Creo que allí hay un deser.

Émile H. Malet:

¿Hubo un deser durante el período de la Covid, por ejemplo?

Boris Cyrulnik:

Diría que hubo un período de des-existencia durante el período de la Covid…

Jacques-Alain Miller:

Escuchen, no es tan complicado. El prefijo «de» expresa un cierto modo de negación. Tomen el título bien comprensible de Jean-Paul Sartre, El ser y la nada. Bueno, digamos que el deser está entre los dos.

Émile H. Malet:

Bien. Catherine Millot, con usted voy a tomar otra expresión: “Un deseo sin desvíos”.

Catherine Millot:

“Un deseo sin desvíos”. Me alegro de que utilice este término porque la relación de Lacan al deseo es algo que siempre, desde el comienzo, me ha dejado boquiabierta. Pienso que estaba tan asombrada -al igual que Jacques-Alain- por Lacan. Nos asombraba por su relación con el deseo. Dijo que la única falta moral es ceder sobre su deseo. Nosotros lo veíamos en marcha en relación con su deseo. Lo que era sorprendente en él era a la vez que sostenía su relación al deseo como fundamental, es decir a su relación a su oficio de analista, su relación a su enseñanza -la cual no cesaba de preocuparle, pero en la que estaba en marcha- y también estaba su relación con lo que yo llamaría «pequeños deseos». Eso fue algo grandioso ver cómo podían ser respetuoso del más mínimo deseo de las personas con las que se rodeaba, con las que estaba.

Jacques-Alain Miller:

También dijo que para que el psicoanálisis se cuide de no estar angustiado, era necesario que siempre hubiera un pequeño deseo al lado de él.

Catherine Millot:

Eso es.

Jacques-Alain Miller:

Por ejemplo, ese pequeño deseo podía ser ir a su librero de libros antiguos -que está en este volumen[2]– y luego comprar un libro antiguo y regresar muy rápidamente a su oficina. Más precisamente o más generalmente, dijo una vez que el deseo conlleva siempre una defensa contra el deseo.  Y bueno, si había al menos un sujeto que no tenía esa defensa contra el deseo era él mismo.

Émile H. Malet:

Bien. Ahora con usted Daniel Mesguich. Otra expresión, la cual tiene mucho sentido hoy en día. Él decía: “La verdad, no-toda”. En este período en el que todos creemos en una verdad toda, ¿qué quiere decir esta expresión: “La verdad no-toda”?

Daniel Mesguich:

No es esa expresión aislada. Está en un contexto. Lo que imagino es que cuando uno muestra algo, cuando uno señala un lugar que crees que es aquel de la verdad, nuestro dedo es demasiado grande y ocultamos algo, al mismo tiempo que mostramos algo escondemos algo.

Jacques-Alain Miller:

Eso me parece muy preciso. La única cosa que lamento aquí, Sr. Malet, es que no haya convocado algún antilacaniano.

Émile H. Malet:

Ya no hay antilacanianos.

Jacques-Alain Miller:

[risas] Pero claro que sí.

Daniel Mesguich:

Ya no los hay entre los psicoanalistas [risas]

Émile H. Malet:

Bueno, ¿para usted hay un vínculo entre el objeto a minúscula y la resiliencia?

Boris Cyrulnik:

No.

Émile H. Malet:

Dígale lo que es el objeto a minúscula, Jacques-Alain Miller.

Jacques-Alain Miller:

El objeto a minúscula es lo que hay de más resiliente en el parlêtre.

Émile H. Malet:

Entonces, esto le va perfectamente.

Boris Cyrulnik:

Pienso que la definición de resiliencia es simplona. Ella es fundamental porque es la reanudación de un nuevo desarrollo después de un traumatismo. Entonces, yo creo que un psicoanalista acepta necesariamente esta definición ya que trabaja con eso… El psicoanálisis es un factor, no es la resiliencia, sino que participa de ella, es un factor de resiliencia. Pero en la resiliencia hay varios factores. Hay el factor biológico del cual Lacan habló en su tesis, y además del factor biológico, por supuesto, está lo que estamos hablando, es decir lo del parlêtre. Y luego, también está una implicación, es que Lacan al entrar en la cultura permitió comunicar la idea de que podríamos trabajar para salir de ella. Cuando estaba en formación, cuando no conocía nada -ahora creo conocer un poco, entonces ha habido un gran progreso- se nos enseñaba que era algo fijado, es decir, que era la época fixista. Cuando alguien estaba traumatizado no podía salir de ello.

Émile H. Malet:

“¿Cuándo alguien estaba…?”. Perdón.

Boris Cyrulnik:

Traumatizado. De ahí no podía salir. Era un pensamiento fixista. Y el psicoanálisis, la etología animal, la neurología de hoy muestran que, al contrario, la plasticidad es tal….

Émile H. Malet:

Pero para usted, Boris Cyrulnik, ¿la resiliencia después de un traumatismo pasa por la palabra?

Boris Cyrulnik:

Pasa por el sostén afectivo y la palabra. Es decir que eso pasa por lo preverbal…

Émile H. Malet:

Una palabra que expresa de cierta manera un deseo del sujeto. Es decir que no se trata de que sea la palabra del otro la que venga a circunscribirla.

Boris Cyrulnik:

Hay primero una presencia que asegura. Mi maestro, John Bowlby, que fue presidente de la Sociedad Británica de Psicoanalistas, quien ha estado en problemas con el psicoanálisis, que fue rehabilitada al final de su carrera, John Bowlby decía que el psicoanalista es una base de seguridad. A partir de ahí, hablamos. Es decir que, primero, es necesario que tengan una presencia tranquilizadora y ahí tenemos el trabajo de la palabra. Y las neurociencias muestran hoy en día que el trabajo del habla modifica el funcionamiento del cerebro.

Émile H. Malet:

Catherine Millot, ya que hablábamos de expresiones. Voy a tomar una expresión lacaniana que ha sido a la vez poco comprendida, provocadora. Usted me dirá que piensa de ella. Cito a Lacan: “El diálogo de un sexo al otro está prohibido. No hay relación sexual”. ¿Es una provocación? Sobre todo, si se le hizo reproches, aun si es errado alentar el libertinaje sexual.

Catherine Millot:

Esa fórmula de “No hay relación sexual” ha sido para mí de una total evidencia desde que la escuché. Hay gente y otras personas -Judith, por ejemplo- que me decía que era una fórmula que la horrorizaba. [risas]

Émile H. Malet:

Y para usted, ¿qué quiere decir “No hay relación sexual”? Todo el mundo pensaba que, con Lacan, eso podría haber liberado…

Catherine Millot:

Que entre los hombres y las mujeres no hay relación. Es decir que hay algo inconmensurable, hay el hecho de que algo no encaja -a veces puede hacerlo-, que hay una disarmonía fundamental.

Jacques-Alain Miller:

Comparemos eso con lo que pasa en el reino animal. Ahí, en general, cuando no se trata de animales domésticos -los que ya están infectados por la palabra-, entre los animales hay relación sexual. Si queremos la armonía absolutamente, la igualdad de los sexos, entonces, creo que no hay otra solución sino la de ser una bacteria.

Émile H. Malet:

Sí. Boris Cyrulnik.

Boris Cyrulnik:

Diría casi lo que acaba de decir Jacques-Alain Miller, pero lo modificaría un poco. En los animales no hay relación, sino que hay actos sexuales que están perfectamente codificados por la molécula prestablecida, por el comportamiento prestablecido. En los seres humano, eso existe, pero para que haya una relación sexual también es necesario que haya representaciones de la sexualidad perfectamente análogas -lo que es imposible ya que tenemos una ontogénesis, un desarrollo diferente, y no hablo de los roles sociales que son diferentes y permanecen diferentes-. Comprendo muy bien que no hay relación sexual porque tenemos mundos mentales diferentes.

Jacques-Alain Miller:

¿Quisiera explicar qué es la ontogénesis?

Boris Cyrulnik:

La filogénesis es el desarrollo de los organismos vivos en el planeta y la ontogénesis es el desarrollo de un organismo en su medio.

Émile H. Malet:

He ahí la explicación. Daniel Mesguich, ¿usted quiere decir algo?

Daniel Mesguich:

Diría, citando a Lacan, hay que aproximar esa frase de “No hay relación sexual” a la de “El amor nunca es recíproco”. Son fórmulas relativamente vecinas, aun si el amor no es únicamente la relación sexual. No sé si Boris Cyrulnik estaría de acuerdo con usted al separar los animales de un lado y los hombres del otro. Pienso que es una única y misma cosa.

Jacques-Alain Miller:

¿Usted piensa que los animales son parlêtres?

Daniel Mesguich:

Sí, por supuesto, y pienso que los hombres son animales, como todo el mundo –si oso decir-. Bueno, no importa. Lo que quería decir es simplemente que en cualquier caso.

Jacques-Alain Miller:

¿Usted cree que un animal puede hacer un psicoanálisis?

Daniel Mesguich:

No.

Jacques-Alain Miller:

Eso hace una diferencia.

Daniel Mesguich:

Perdóneme, en ese caso hay muchas cosas que no deberían poder hacer un psicoanálisis. Hace un momento Émile Malet me preguntaba lo que Lacan aportaba…

Jacques-Alain Miller:

También hay personas que no pueden hacer un psicoanálisis. Lacan decía que los verdaderos católicos no pueden hacer un psicoanálisis. Supongo por la práctica de la confesión. Decía también que los japoneses no podían hacer un psicoanálisis en razón de la estructura de su lengua. Entonces, es muy común no poder hacerlo…

Émile H. Malet:

¿Y qué pensaba de los estadounidenses?

Jacques-Alain Miller:

Cuando éramos estudiantes en la Escuela Normal, cuando éramos althusserianos estábamos contentos por la crítica que hacía entonces Lacan de la american way of life. Luchó durante 10 años contra la interpretación estadounidense del psicoanálisis, la cual en ese entonces era hecha por exiliados judíos de la Europa central y de la Europa del este, entre ellos su propio analista, Rudolph Loewenstein.

Émile H. Malet:

Sí, ¿Daniel Mesguich?

Daniel Mesguich:

Tengo algo a propósito de lo que acaba de decir Jacques-Alain Miller. Hay muchas cosas que no pueden estar en el diván en una cura. Por ejemplo, ese seminario que se volvió célebre de Lacan sobre Hamlet –ya que eso concierne el teatro-, me parece que no es de lo mejor que ha hecho por una razón simple: ¡es que Hamlet no existe! Y de la misma manera en que me decía de que no se puede poner un perro o un caballo sobre el diván para hacer un psicoanálisis –no sé si sería la misma cosa-, pero hay algo que se acerca a eso.

Jacques-Alain Miller:

Es un desarrollo que usted debería dar al psicoanálisis…

Daniel Mesguich:

Poco importa. No bromee. Pero Hamlet no existe tampoco. En todo caso, no debería poder hacer un psicoanálisis. Usted podría decirme que Freud se metió con tal cuadro de Leonardo da Vinci y deduce de ello que Leonardo era homosexual por el buitre en el lugar del sexo, etc., etc. Y es un libro que personalmente encuentro genial. Dupin es un niño pequeño al lado de esto, el famoso Dupin de La carta robada ya que Freud fue un detective extraordinario. Pero acerca de Hamlet, me parece que es algo abusivo. ¿Qué es lo que ve Freud? El arte. Hace como si directamente fuera el inconsciente de nuestro camarada Leonardo da Vinci. No. No es así como funciona. Hay un artista entre los dos y ese artista impide que podamos decir: “He ahí lo que se le escapa. He ahí su inconsciente”, etc. En cuanto a Hamlet, pienso que es incluso peor –si oso decir- porque él no es Shakespeare, no es nadie en lo absoluto. Es un montaje de escritura. Dice que es un montaje de escritura histérica. Yo jamás vi eso.

Jacques-Alain Miller:

Escuche. Para ir en su dirección, Lacan –casi el último Lacan- dijo que el artista precede siempre al psicoanalista.

Daniel Mesguich:

Sí, pero lo dijo como todos los teóricos. Es decir, diciendo: “Yo soy tan fuerte que puedo dejar el lugar del líder a otro. De todas maneras, me inclinaré ante su obra”. Y si está encima, es difícil inclinarse.

Jacques-Alain Miller:

Una vez más, para ir en su dirección, es verdad que Marguerite Duras -a quien él consagró un artículo sobre Lol V. Stein- rechazó esa construcción de Lacan diciendo que ella no comprendía nada. Y eso lo escuché de la boca de Marguerite Duras.

Émile H. Malet:

¿Tiene unas palabras que decir a propósito de esta controversia, Boris Cyrulnik?

Boris Cyrulnik:

Pienso que cuando Freud interpretó la homosexualidad de Leonardo da Vinci con ese buitre que acaricia los labios con las plumas de la cola, pienso que es una interpretación un poco osada, un poco divertida, pero magnífica, por otra parte.

“Un pensamiento que esclarece no es un saber que se pueda emplear.”

Émile H: Malet:

Acabamos de ver una cita de Karl Jaspers: “Un pensamiento que esclarece no es un saber que se pueda emplear”. La formación de los psicoanalistas suscita la interrogación de los poderes públicos. No hay diploma de parte del Estado, ni reconocimiento universitario. Jacques Lacan instituyó el pase para permitir el ejercicio del psicoanálisis. ¿De qué se trata? Lo más simplemente posible, Jacques-Alain Miller.

Jacques-Alain Miller:

Escuche. Primeramente, tengo ganas de decirle que Lacan, en su tesis, era jaspersiano –quien era el último grito de la moda en esa época de la psicopatología-. Y luego, criticó maliciosamente a Jaspers diciendo que es un error, que la comprensión es el error que no hay que cometer. En todo caso, allí unas palabras sobre Jaspers.

Los psicoanalistas no han podido jamás precisar exactamente el final de un psicoanálisis, en qué momento debe terminarse legalmente o lógicamente.

Émile H. Malet:

Vamos a hablar de eso después. ¿Y el pase entonces?

Jacques-Alain Miller:

Freud mismo decía en uno de sus últimos artículos cuando uno y el otro, el psicoanalista y su paciente, están satisfechos de lo que ha ocurrido. Esa no es una respuesta extremadamente precisa. Lacan pensó que podía una fórmula totalmente precisa de ese final de análisis después de haber dado la fórmula del comienzo. Entre las dos, al igual que en el ajedrez, pueden pasar muchas cosas, pero hay el principio del ajedrez y el final del ajedrez. Entonces, los comparó así. Y pensó que se podía verificar escuchando a los pacientes que pensaban haber terminado si era verdad o no. Digamos que él fue más escéptico acerca de su propia construcción hacia el final de su vida.

Daniel Mesguich:

Hubiera sido mejor hablar del éxito en vez de compararlo con un juego de ajedrez…

Émile H. Malet:

Perdón, Daniel Mesguich. Para Boris Cyrulnik, sobre la cuestión del pase. ¿Qué es llo que usted piensa? Usted está alejado un poco de ello en tanto neuropsiquiatra, pero al mismo tiempo una idea de ello.

Boris Cyrulnik:

Yo hice un análisis.

Émile H. Malet:

Usted hizo un análisis. ¿Era lacaniano?

Boris Cyrulnik:

Sí, era lacaniano.

Émile H. Malet:

¡Usted no es heterodoxo en ese meollo!

Boris Cyrulnik:

¡Sí! Yo tengo otra lectura de Lacan.

Émile H. Malet:

Aprovechémosla al mismo tiempo que nos responde acerca de la pregunta del pase.

Boris Cyrulnik:

A través de la pregunta del pase, pienso que mis colegas que se formaron en el psilacanismo –que no es lo mismo que el psicoanálisis-, esos colegas abusaron un poco sobre el pase. Es decir, hay una formación, no hay enseñanza, uno se forma en el psicoanálisis; después de una experiencia vivida, se llega a otro modo de comprensión. No es la comprensión intelectual. Es la comprensión experimentada, es decir que, desde mi óptica, es la más importante. Pero hay mucha gente que ha utilizado esa noción del pase para ir un poco demasiado lejos y hacer pases un poco apresurados.

Émile H. Malet:

Pero sobre la noción de pase, ¿eso le dice algo?

Boris Cyrulnik:

Sí. Es una expresión de Lacan que no he apreciado mucho. Pero es la expresión del medio lacaniano. Yo preferiría encuentro. Bowlby hablaba de encuentro.

Émile H. Malet:

Ahora, me gustaría si pudiera precisar algo, Boris Cyrulnik. Hoy en día se habla mucho de neurociencias, se habla de psiquiatría cognitiva, la farmacopea, los medicamentos están muy en boga, etc., ¿piensa que esa tendencia va llevarse por encima al psicoanálisis? Se ve en los títulos de los periódicos: “El psicoanálisis va a desaparecer”, etc. ¿Piensa que las neurociencias están cosechando el capital intelectual del psicoanálisis?

Boris Cyrulnik:

Voy a sorprenderlo, pero pienso que, al contrario, las neurociencias confirman un gran número de hipótesis psicoanalíticas. Se refutan algunas y se confirman muchas. Por ejemplo, el efecto de la palabra en el cerebro, ahora, se lo fotografía. Es decir que, cuando se habla alrededor de un bebé, el lóbulo temporal izquierdo trata los sonidos, no las palabras. Si uno se dirige a un bebé, es una zona precisa del lóbulo temporal izquierdo, el plano temporal –un repliegue preciso- desprende energía. Es decir que dirigirse a un bebé es esculpir su cerebro. Entonces, algo bastante paradójico –no es 100%, jamás es 100% en las ciencias humanas-, pero las neurociencias no se oponen al psicoanálisis. Por ejemplo, la horda primitiva está completamente descalificada por la etología animal –la teoría freudiana de la horda primitiva-. Al contrario, un gran número de hipótesis de la práctica psicoanalítica son confirmadas e incluso ilustradas por las neurociencias.

Émile H. Malet:

La misma pregunta a usted, Jacques-Alain Miller. ¿Teme que las neurociencias se lleven por encima [al psicoanálisis]? ¿Está de acuerdo con Boris Cyrulnik sobre esta complementariedad casi biológica entre psicoanálisis y neurociencias?

Jacques-Alain Miller:

No voy a entrar en detalles. Estoy contento de escuchar a Boris Cyrulnik decir lo que dijo.

Quisiera precisar una cosa sobre el pase que en francés tiene ecos –puede ser- no todos de buen gusto. Pienso que Lacan hacía referencia a lo que Freud planteaba como aquello que impide la conclusión de un psicoanálisis, a saber, un impase que es diferente para los hombres y para las mujeres. Anuncio de: “No hay relación sexual”. Y Lacan pensaba que no, que no había impase, sino que un pase era posible –en el sentido marítimo-, lo que el Sr. Mélenchon llama “un agujero de ratón”.

Émile H. Malet:

Muy bien. Y sobre las neurociencias y el psicoanálisis, ¿piensa que son compatibles hoy en día?

Jacques-Alain Miller:

Es compatible con los neurocientíficos que son gentiles, no con los malvados. [risas]

Émile H. Malet:

¿Usted piensa que Boris Cyrulnik es un neuropsiquiatra gentil?

Jacques-Alain Miller:

¡Gentil e inteligente!

Émile H. Malet:

¿Usted acepta eso o desfonfía, Boris Cyrulnik? [risas]

Boris Cyrulnik:

Yo me planteo la pregunta de manera un poco diferente. Es decir, que no se trata de confirmar o refutar, sino que se trata de descubrir y de comprender. Entonces, confirmar o refutar el psicoanálisis por las neurociencias es un recorrido ideológico. Yo era practicante, es decir, en tanto que practicante estaba contento de ver que lo que había comprendido en psicoanálisis era confirmado –no siempre- por los neurociencias. Pero la apuesta de las neurociencias no es la de confirmar al psicoanálisis, al igual que la etología animal no es confirmar que los hombres son animales. Es decir que los hombres son animales hablantes. Es decir que estamos en el mundo, que somos seres vivientes, todos hemos sido mamíferos acuáticos durante nueve meses. Es decir, todos nos hemos bañado en el océano durante nueve meses.

Jacques-Alain Miller:

Es lo que dijo Ferenczi.

Boris Cyrulnik:

Sí, como Ferenczi dijo. Todos fuimos hembras durante 14 días. Los primeros 14 días de nuestro desarrollo, contrariamente a lo que dice Simone de Beauvoir, una pequeña mitad de entre nosotros se convirtió en machos y la otra mitad permaneció como hembra. Entonces, ese es el meollo. Somos seres de biología y, entre los animales vivientes, somos seres hablantes.

Émile H. Malet:

Estoy muy contento con esta discusión…

Jacques-Alain Miller:

Conocí a Changeux…

Émile H. Malet:

Jean-Pierre Changeux, el biólogo…

Jacques-Alain Miller:

Exacto. Incluso le encontré el título “El hombre neuronal” en una entrevista que tuve con él. Era un hombre muy inteligente, pero aun así veía al psicoanálisis como una disciplina para nada seria.

Émile H. Malet:

Escuchen. Bueno, en todo caso esta discusión es muy interesante, pero como el tiempo pasa y se acaba, les pido muy brevemente, puede ser en una sola palabra, como conclusión decirnos lo que piensan. Lacan compartía con Freud una ausencia de ilusión acerca del género humano. Asimismo, era desconfiado hacia las instituciones. Sus discípulos –los discípulos lacanianos son muchos-, pero en dos palabras, Jacques-Alain Miller, ¿buscaba él hacer Escuela?

Jacques-Alain Miller:

¡Sí! Cuando se empleaba la palabra asociación o sociedad en 1964, él escogió llamar a los que lo rodeaban como una Escuela. Pienso que el hecho de que Althusser lo haya invitado a hacer conferencias en la Escuela Normal Superior –por la cual él tenía a la vez respeto y mucha mofa- eso lo inspiró para dar a su grupo el nombre de Escuela.

Émile H. Malet:

Estamos de acuerdo. Catherine Millot, usted frecuentó a Lacan durante sus últimos años. ¿Usted confirma que quería hacer Escuela?

Catherine Millot:

Eso es una certeza. Es cierto que quería hacer Escuela y que estaba muy preocupado por la transmisión y por la transmisión de su enseñanza. Es por eso por lo que creo que estuvo muy aliviado, porque Jacques-Alain haya hecho la transcripción de sus Seminarios que pudieron ser publicados desde inicios de los años ’70. Para él era una preocupación constante.

Jacques-Alain Miller:

Al mismo tiempo, al final de su vida, dijo: “No hay transmisión del psicoanálisis”, para poner al revés a todos sus alumnos.

Émile H. Malet:

Nos vamos a quedar en esas últimas palabras. Quisiera ahora presentar una bibliografía. Acaba de salir Lacan redivivus. Es un poco aquello de lo cual hemos hablado en esta emisión. ¿Por qué lo hizo, Jacques-Alain Miller? Está publicado en Ediciones Navarin.

Jacques-Alain Miller:

Porque durante 40 años sus prójimos se mataron acerca de Lacan, al mismo tiempo que se expandía un retrato sesgado, detestable e inexacto de Lacan. Al cabo de 40 años, pienso que era tiempo, que era necesario que sus prójimos hablen de cambios de política y que hablen de él.

Émile H. Malet:

Muy bien. Jacques-Alain Miller, usted publica en la misma editora, en Ediciones Navarin, ¿Cómo terminan los análisis? Usted nos habló algo de ello en el curso de esta emisión.

Boris Cyrulnik, usted acaba de hacer publicar Los labradores y los comensales de viento en Odile Jacob. No son los buenos y los malos, sino aquellos que reflexionan y aquellos que no toman cualquier idea recibida en favor de la verdad. ¿Es eso?

Boris Cyrulnik:

Palabra por palabra.

Émile H. Malet:

¿Y por qué usted lo hizo? ¿Piensa que en esta época a través del Internet, de las redes sociales, no destilan más que fake news?

Boris Cyrulnik:

No porque pienso, desde mi niñez…Tengo un tema que ha tematizado mi vida. Es por lo que algunos se someten a una teoría delirante, cortada de la realidad, que puede ser lógica –el delirio lógico existe-. Es decir que, por ejemplo, la esclavitud es un delirio lógico: “Si suprimimos la esclavitud, va a aumentar el precio del azúcar”. Es verdad. Es lógico. Eso se basa en un postulado criminal, cortado de la realidad sensible. Así que, desde mi niñez estoy fascinado por este tipo de problemas y 85 años más tarde eso produce un libro.

Émile H. Malet:

Gracias, Sr. Labrador, Boris Cyrulnik.

Catherine Millot, La vida con Lacan, ¿es una parte de la vida que compartió con Lacan?

Catherine Millot:

Sí, pero La vida con Lacan no es mi vida con Lacan. Yo escribí La vida con Lacan porque quería testimoniar acerca lo que era la vida en el tiempo de Lacan, durante el período en que conocí a Lacan.

Émile H. Malet:

¿Eran años locos?

Catherine Millot:

Eran los años ’70. Eran bellos años y la presencia de Lacan, su enseñanza en ese momento, era algo extremadamente dinámico y que suscitaba el deseo de todo el mundo, justamente de todos aquellos que lo seguían.

Émile H. Malet:

¿Y los recuerdos de él están aún presentes en usted?

Catherine Millot:

¡Sí, por supuesto!

Émile H. Malet:

Daniel Mesguich, Estuarios. Es un poco enigmático, en ediciones Gallimard.

Daniel Mesguich:

¿Por qué enigmático? Sí, Estuarios. Es allí donde todos los ríos se juntan.

Émile H. Malet:

Entonces, ¿qué es lo que hace que se junten en su texto? ¿Su vida? ¿La vida con…?

Daniel Mesguich:

…la vida conmigo mismo. [risas]

Émile H. Malet:

¿Con usted mismo o con el teatro?

Daniel Mesguich:

Con el teatro en realidad, sí. Por supuesto.

Émile H. Malet:

¿Es la pasión de su vida?

Daniel Mesguich:

Es la columna vertebral. Pero no es necesariamente la pulpa. Eso puede ser ora cosa.

Émile H. Malet:

Muy bien. Estuarios en Ediciones Gallimard.

Bueno, me queda solo el agradecerles. Agradezco a Catherine Millot, Daniel Mesguich, Boris Cyrulnik y Jacques-Alain Miller. Y antes de irnos, les dejo con esta cita de Jacques Lacan, más exactamente una presentación de enfermos de Jacques Lacan:

La paciente: “Me quiere valorizar.”

Lacan: “No hay necesidad de valorizarla porque usted tiene su valor.”


* Traducción de la entrevista realizada en “Ces idées qui gouvernent le monde”. [En línea]: (23) Lacan ou une histoire française de la psychanalyse | Ces idées qui gouvernent le monde – YouTube. Último acceso: 2022-05-21.

[1] Lacan, J. “Carta a papito”, in Lacan Hispano – por Jacques-Alain Miller – 2021/12/17 – PSICOANÁLISIS LACANIANO (psicoanalisislacaniano.com). Último acceso: 2022-05-21.

[2]Cfr. Lacan, J. et al., Ornicar ? Lacan Redivivus, París, Navarin, 2021.

Un comentario sobre “Lacan o una Historia Francesa del Psicoanálisis – Entrevista a Jacques-Alain Miller y Catherine Millot – 2022/05/21

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